En Brandeburgo, Sajonia y Turingia, la AfD ganó más del 20% de los votos y se convirtió en la segunda fuerza.
El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) eligió a una pareja que supuestamente contentará a moderados y radicales, cuya influencia va creciendo en este joven partido, este sábado durante un congreso.
Reunidos en Brunswick (noroeste), los cerca de 570 delegados de Alternativa por Alemania (AfD) designaron a Tino Chrupalla, un diputado de 44 años de Sajonia que cuenta con el apoyo del ala más radical del partido, para suceder al patriarca Alexander Gauland, de 78 años, que deseaba pasar el relevo.
También renovaron al frente de la formación, por dos años, al eurodiputado Jörg Meuthen, que encarna la corriente “moderada”, en declive frente a los radicales.
Chrupalla, un pintor de obra oriundo de la ex-RDA, donde la ultraderecha encadenó éxitos electorales, se presentó como un unificador al convencer a la gran mayoría de los radicales, el “Ala” (“Der Flügel”), encabezada por el jefe de filas del AfD en Turingia, el controvertido Björn Höcke.
– Este y oeste –
Tino Chrupalla insistió en la necesidad de una dirección “con representantes del este y del oeste […], graduados y no graduados”, para enviar una “señal histórica” a los electores del AfD.
La ultraderecha debe ganar nuevos votantes “con contenidos convincentes”, reiteró, precisando que no pertenece al “Ala”, una corriente que es “parte integrante” del AfD.
En Brandeburgo, Sajonia y Turingia, la AfD ganó más del 20% de los votos y se convirtió en la segunda fuerza.
Por ello, las federaciones orientales reclamaban uno de los dos puestos de la dirección.
“El Ala” quiere imponer la radicalización, poniendo en entredicho la cultura del arrepentimiento por los crímenes nazis. Está en pleno auge en la antigua RDA comunista, donde el pasado y los vínculos de algunos candidatos con el movimiento neonazi no han espantado a los votantes.
– “Preparados” –
Jörg Meuthen, un economista de 58 años, oriundo del próspero Baden-Wurtemberg, recalcó que el objetivo del AfD debía ser prepararse para gobernar, aprovechando que los grandes partidos como la CDU de Angela Merkel y los socialdemócratas del SPD están, según él, agotados.
“Debemos estar preparados. Alemania nos necesita”, insistió.
El AfD, aseguró, se ha profesionalizado en los últimos años. “Ahora iniciamos la etapa de montaña”, consideró, pronunciándose en contra de una radicalización del partido.
Al margen del congreso, unos 20.000 manifestantes, según los organizadores, se reunieron en el centro de Brunswick para protestar contra la presencia de la ultraderecha.
La AfD, tercera fuerza política en el Bundestag, detrás de la CDU y el SPD, con unos 90 diputados, está estancada a nivel nacional, con entre el 13 y el 15% de las intenciones de voto.
Comenzó siendo un partido antieuro, pero con el tiempo se convirtió en una formación antimigrantes y anti-Merkel, rechazando de plano la política de la canciller de abrir las fronteras en 2015 y 2016, cuando el país acogió a un millón de solicitantes de asilo.