El movimiento considera que la elección presidencial del 12 de diciembre sólo tiene por objeto permitir que este mismo “sistema” se regenere.
La campaña para las elecciones presidenciales que se celebran el jueves en Argelia para remplazar al expresidente Abdelaziz Buteflika concluyó este domingo tras tres semanas marcadas por un rechazo masivo por parte de la población.
Los cinco aspirantes tienen dificultades para hacer llegar su mensaje frente al “Hirak”, el movimiento popular de protesta que agita al país desde el 22 de febrero, hasta el punto de que no es fácil designar a un favorito.
El viernes una muchedumbre de una magnitud excepcional se manifestó en Argel y en el resto del país para rechazar las presidenciales.
Tras haber obtenido en abril la dimisión de Buteflika, presidente durante 20 años, el “Hirak” exige ahora el desmantelamiento de la totalidad del “sistema” en el poder desde la independencia del país en 1962.
El movimiento considera que la elección presidencial del 12 de diciembre sólo tiene por objeto permitir que este mismo “sistema” se regenere.
En su último discurso, el general Ahmed Gaid Salah, jefe del estado mayor del ejército y quien lleva las riendas del país desde la renuncia de Buteflika, dijo estar convencido de que “el pueblo argelino (…) se comprometerá en este plazo nacional crucial a través de una participación masiva en las próximas elecciones presidenciales en toda libertad y transparencia”.
A partir de este domingo a medianoche, la ley impone un silencio electoral de tres días, durante los cuales está prohibida toda forma de comunicación a favor de un candidato.
Los candidatos, todos hombres y más o menos vinculados con la presidencia de Buteflika, son cinco: Ali Benflis, director del gabinete de la presidencia y luego primer ministro; Abdelmaldjid Tebboune, varias veces ministro y después jefe de gobierno; Azzedine Mihoubi, ministro; Abdelkader Bengrina, exministro de Turismo y exdiputado de Argel; y Abdelaziz Belaid, miembro de organizaciones juveniles que respaldaban al expresidente.
Todos ellos tuvieron que celebrar sus mitines electorales bajo fuerte protección de agentes policiales, que en ocasiones recurrieron al uso de gases lacrimógenos ante los ataques con piedras de manifestantes contrarios a las elecciones.
No hay ninguna encuesta pública disponible en Argelia para evaluar la posible participación en las elecciones, pero la abstención, percibida durante mucho tiempo como el único mecanismo de protesta de un régimen congelado, ha sido muy elevada en precedentes comicios.