Tras más de tres años de tormentos luego del referéndum de 2016, donde el 52% de los británicos votó a favor de una salida de la Unión Europea, el líder conservador juega desde el anuncio de los resultados la carta de la reunificación.
El primer ministro británico Boris Johnson busca aliviar las divisiones en una gira por los territorios arrebatados el jueves a los Laboristas, tras las elecciones legislativas que le acreditaron con una gran mayoría en el Parlamento.
Los conservadores consiguieron 365 escaños (+48) de los 650 de Westminster gracias al voto de circunscripciones obreras favorables desde hace años a los laboristas pero partidarias del Brexit, como el caso de Sedgefield, bastión del ex primer ministro laborista Tony Blair, a donde viajó Johnson este sábado.
“Imagino a los electores con sus bolígrafos, dudosos ante las papeletas de voto, antes de poner una cruz en la casilla ‘Conservadores'”, narró Johnson en un discurso en un club local de críquet ante una muchedumbre de partidarios y algunos de sus nuevos diputados.
“Se que la gente ha roto con tradiciones de voto ancladas desde hace generaciones al sufragar por nosotros”, agregó, prometiendo a los electores “devolver la confianza” que han depositado en él.
Según él, su victoria procede de la “decisión irrefutable, irresistible e incontestable” de los británicos de por fin “llevar a cabo el Brexit” el 31 de enero, gran mantra de su campaña.
– “¿País unido?” –
Tras más de tres años de tormentos luego del referéndum de 2016, donde el 52% de los británicos votó a favor de una salida de la Unión Europea, el líder conservador juega desde el anuncio de los resultados la carta de la reunificación.
“Pido a todo el mundo pasar la página y comenzar a vendar las heridas”, declaró el viernes en una breve comparecencia en la puerta de Downing Street, insistiendo en su voluntad de concentrarse a partir de ahora en prioridades como la salud, la seguridad, la educación y las infraestructuras.
Una postura que recibió el respaldo este sábado por la mañana de Kim Leadbeater, la hermana de la ex diputada laborista proeuropea Jo Cox, asesinada una semana antes del referéndum sobre el Brexit por un simpatizante neonazi.
“Tenemos que encontrar el medio de volver a ser un país unido”, declaró Leadbeater a la BBC, viendo en estas elecciones “la oportunidad de avanzar tras uno de los periodos más tóxicos y tumultuosos de nuestra historia política”.
El secretario general adjunto del Congreso de los sindicatos, Paul Nowa, pidió al primer ministro conservador “sumar los actos a la palabra” y “colaborar con los sindicatos, comprometerse con los trabajadores”.
Hablando también este sábado por la mañana en la BBC, Nowa ordenó al dirigente conservador “respetar sus compromisos de cara a los electores del noreste y de las Midlands, que quizás han votado por él por primera vez, (…) llevando a cabo un Brexit que proteja el empleo y el derecho laboral”.
La llamada de Boris Johnson a la unidad no estará facilitada por los escoceses del partido nacionalista SNP. Sus buenos resultados (48 escaños, +13 con relación a 2017) constituye, según su líder Nicola Sturgeon, un “mandato” para un nuevo referéndum sobre el futuro de Escocia, opuesto al Brexit, tras el que perdieron en 2014.
La oposición laborista, por su parte, se derrumbó con 203 escaños (frente a 262 que tenía anteriormente), su peor resultado desde 1935, relegando a una posición difícil a su izquierdista jefe de filas Jeremy Corbyn, humillado.