El líder conservador parece decidido a no cometer los mismos errores que su predecesora Theresa May.
El primer ministro británico, Boris Johnson, se mostró el martes determinado a llevar la voz cantante en la negociación de la próxima fase del Brexit con Bruselas, para lo que se dispone a prohibir por ley un aplazamiento del periodo de transición.
Reelegido con una muy amplia mayoría en las legislativas de la semana pasada, el líder conservador parece decidido a no cometer los mismos errores que su predecesora Theresa May.
Muchos reprocharon a la anterior primera ministra una falta de firmeza ante las exigencias de la Unión Europea y su jefe negociador, el francés Michel Barnier, con reputación de implacable.
Esto resultó en tres sucesivos aplazamientos del Brexit, inicialmente previsto para marzo de 2019 y ahora retrasado hasta el 31 de enero de 2020.
Con 365 de los 650 diputados en la nueva Cámara de los Comunes, que se reúne por primera vez el martes, Johnson está ahora seguro de obtener por fin la aprobación del acuerdo de divorcio.
Pero justo después comenzará una segunda, y mucho más complicada, fase de negociación: la de la futura relación comercial entre el Reino Unido y los 27.
Esta debe llevarse a cabo durante el denominado “periodo de transición”, un plazo de tiempo durante el cual nada cambiará y que debe permitir a empresas y administraciones prepararse para la salida efectiva del bloque.
Destinado a evitar una caótica ruptura brutal y negociar la futura relación, este plazo vence según el acuerdo de divorcio el 31 de diciembre de 2020. No obstante, puede ser ampliado hasta dos años, aunque para ello Londres debe solicitarlo antes del 1 de julio.
Sin embargo, el programa electoral del Partido Conservador “señalaba claramente que no ampliaríamos el periodo de transición”, subrayó el martes una fuerte de Downing Street.
Así que, determinado a mantener su promesa, el equipo de Johnson está reescribiendo el proyecto de ley que debe traducir el Tratado de Retirada a la legislación británica para “prohibir al gobierno aceptar toda extensión”, precisó.
El texto será sometido al nuevo Parlamento el viernes aunque su adopción final debe quedar para después del receso de fin de año.
– Mandar un mensaje claro –
Muchos se preguntaban el martes el sentido de este extraño movimiento político: ¿por qué un primer ministro necesita una ley que le impida hacer algo que no quiere hacer?
“Creo que a la UE le parecerá extraño que el Reino Unido esté cerrando opciones que él mismo podría utilizar más adelante en el proceso si así lo decidiera. Quiero decir que nadie está obligando al Reino Unido a solicitar un período de transición más largo, pero tienen la opción de hacerlo si así lo desean”, fue la reacción del viceprimer ministro de Irlanda, Simon Coveney.
El objetivo evidente es mandar un mensaje claro a Bruselas sobre su determinación a acabar con la negociación de forma expeditiva.
Once meses para negociar un acuerdo de libre comercio es considerado un plazo “muy corto” por la UE, especialmente habida cuenta que Johnson dejó claro su rechazo a un tratado que simplemente retome las actuales reglamentaciones europeas.
Y los responsables europeos temen ver surgir a sus puertas un competidor desleal. “Está totalmente descartado concluir las negociaciones a cualquier precio”, advirtió el nuevo presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Pero, no hay que olvidar que, aunque ahora la situación en el parlamento sea muy diferente, Johnson se vio obligado en octubre por los diputados –incluidos los rebeldes expulsados de su Partido Conservador– a pedir un tercer retraso de la fecha de salida de la UE pese a que había dicho preferir “estar muerto en una zanja”.
Este nuevo movimiento reavivó los temores de que el Reino Unido acabe abandonando efectivamente la UE el 1 de enero de 2021 de forma brutal, una perspectiva que el martes provocó la caída de la libra esterlina. Hacia las 09H30 (locales y GMT) la divisa perdía 1,2% tras haber registrado fuertes alzas a raíz de la aplastante victoria electoral de Johnson el jueves.