El miércoles 8 de enero, el presidente Donald Trump pronunció un discurso en la Casa Blanca en el que se refirió a los ataques con misiles de Irán y arremetió contra el acuerdo nuclear alcanzado por su predecesor, además de alabar la fuerza militar estadounidense. El discurso de diez minutos incluyó diversas inexactitudes y afirmaciones que carecen de sustento. A continuación, verificaremos esos datos.
Lo que dijo Trump
“Las hostilidades de Irán aumentaron de manera significativa después de que se firmó el tonto acuerdo nuclear con Irán en 2013 y se les entregaron 150.000 millones de dólares, sin mencionar los 1800 millones de dólares en efectivo”.
Eso es engañoso. El acuerdo alcanzado entre Irán, Estados Unidos y otros países para limitar el programa nuclear de Teherán no le entregó dinero estadounidense directamente a Irán, pero sí liberó unos 100.000 millones de dólares en activos iraníes que estaban congelados. Buena parte de esa cantidad estaba vinculada con obligaciones de deuda; por ejemplo, 20.000 millones de dólares para China por financiar proyectos en Irán. Los cálculos de la cantidad real que se puso a disposición de Irán oscilan entre los 35.000 millones y los 65.000 millones de dólares.
Una transferencia separada de 1700 millones de dólares en efectivo que se le hizo a Irán fue para poner fin a una controversia de décadas, que se acordó en negociaciones paralelas al acuerdo nuclear. Antes de la revolución de 1979, el sah de Irán había pagado 400 millones de dólares por equipo militar estadounidense, pero, tras ser derrocado, el equipo nunca se entregó. Los clérigos que asumieron el poder exigieron que se regresara ese dinero, pero Estados Unidos se negó a hacerlo. Los 1300 millones de dólares adicionales son los intereses acumulados a lo largo de 35 años.
Irán y otras partes del tratado nuclear firmaron un acuerdo provisional en 2013, pero no se llegó a un acuerdo formal sino hasta 2015. La Casa Blanca no respondió cuando se le solicitó evidencia de mayores “hostilidades” iraníes.
Vale la pena observar que antes de que Trump retirara a Estados Unidos del acuerdo nuclear en 2018, su gobierno certificó en repetidas ocasiones que Irán lo estaba cumpliendo.
Después, a medida que su llamada campaña de máxima presión sobre Irán continuó, las tensiones entre Estados Unidos e Irán “escalaron significativamente”, según un informe reciente del Servicio de Investigación del Congreso. La afirmación de Trump en la que culpa al acuerdo nuclear de los ataques iraníes, en lugar de a su decisión de retirarse del tratado, es “casi una realidad inversa”, comentó Jim Walsh, investigador asociado del Programa de Estudios de Seguridad del Instituto Tecnológico de Massachusetts y experto en cuestiones nucleares y el Medio Oriente.
Mencionó que los ataques de los cuatro grupos apoyados por Irán y designados por algunos gobiernos como organizaciones terroristas —Hezbolá, Hamás, la Yihad Islámica Palestina y el Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General— en realidad disminuyeron después del acuerdo nuclear.
Los ataques perpetrados por estos grupos disminuyeron de más de 80 en 2014 a seis en 2017, antes de aumentar a más de 40 en 2018, según la Base de Datos Global sobre Terrorismo recolectada por el Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y las Respuestas al Terrorismo de la Universidad de Maryland. Aunque Irán ha sido una fuerza violenta y desestabilizadora en toda la región, la afirmación de Trump de que Teherán había “creado un infierno” careció de contexto en algunos casos.
La ayuda iraní al presidente de Siria, Bashar al Asad, en la guerra civil de ese país y el respaldo de Teherán a los rebeldes hutíes en Yemen son anteriores a la firma del acuerdo nuclear, formalmente conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por su sigla en inglés).
“No hay nada que Irán estuviera haciendo después del JCPOA que no estuviera haciendo antes”, comentó Vali Nasr, profesor de estudios del Medio Oriente de la Universidad Johns Hopkins y funcionario del Departamento de Estado durante el gobierno de Obama.
Decir que el respaldo de Irán a los rebeldes hutíes contra el gobierno alineado con Arabia Saudita de Yemen es terrorismo es “devaluar esa palabra a tal grado que carece de significado”, explicó Anthony Cordesman, experto en asuntos militares y el Medio Oriente del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales.
En lo que respecta a las actividades de Irán en Afganistán e Irak, Cordesman comentó que “eran más agresivas ahí porque estaban trabajando para atacar al Estado Islámico, igual que nosotros”.
Lo que dijo Trump
“Los misiles que lanzaron anoche a nuestros aliados y a nosotros fueron pagados con los fondos que el gobierno anterior puso a su disposición”.
Esto carece de evidencia. La Casa Blanca no respondió cuando se le pidió que sustentara esta afirmación y los expertos afirman que no hay pruebas de que los activos iraníes que fueron descongelados por el acuerdo pagaran los misiles.
“Hay algo de flexibilidad en esto”, comentó Walsh. Si el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Yavad Zarif, “tomó un dólar en la calle, ¿eso financió el ataque con misiles?”, y agregó: “Eso no ayuda mucho desde una perspectiva analítica, como tampoco decir que darles dinero ocasionó que atacaran a Estados Unidos”.
“No hay ningún indicador”, dijo Cordesman, “de si estos misiles fueron financiados por el JCPOA”.
El director del informe anual de inteligencia nacional sobre amenazas mundiales de 2019 sí mencionó que Irán continuaba desarrollando y mejorando sus capacidades militares, incluidos los misiles balísticos, pero no vinculó esos esfuerzos con el acuerdo nuclear. Además, los informes anuales advirtieron sobre esos mismos esfuerzos en 2015, 2014, 2013, 2012 y años anteriores.
Los críticos del acuerdo de Irán, incluido Trump, han argumentado desde hace tiempo que fue inadecuado porque no abordó la capacidad de ese país para desarrollar misiles balísticos. Esas restricciones se han establecido en las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El acuerdo diplomático fue un acuerdo armamentista con el objetivo muy definido de limitar las ambiciones nucleares de Irán, “no un pacto de no agresión ni una forma de tratado de amistad”, explicó Nasr de Johns Hopkins. “Que el acuerdo podría haber incluido más, por supuesto, pero acumular expectativas es poco sincero”.
Lo que dijo Trump
“De cualquier manera, el muy defectuoso JCPOA expira pronto y le da a Irán una vía clara y rápida para una salida nuclear”.
Esto es una exageración. Las principales disposiciones que limitan las capacidades nucleares de Irán tienen una duración de una década o más y el acuerdo aumentó el periodo de “salida”—el tiempo que le tomaría a Irán producir suficiente combustible para un arma— a por lo menos un año de una estimación de dos a tres meses. Si el acuerdo hubiera estado vigente y se hubiera cumplido cabalmente, Irán no habría podido alcanzar la salida nuclear sino hasta 2030.
El acuerdo también prohíbe de manera permanente el desarrollo de armas nucleares por parte de Irán. El primer párrafo del acuerdo establece que “Irán reafirma que bajo ninguna circunstancia buscará, desarrollará o adquirirá armas nucleares”.
El Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel, un crítico frontal del acuerdo, mencionó que “en su gran mayoría expira después de solo quince años”.
Conforme a los términos del acuerdo, Irán acordó no utilizar más de 5060 centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio —además de no buscar investigar ni desarrollar centrifugadoras— durante diez años. Los límites a los niveles, instalaciones y arsenales de enriquecimiento tienen una duración de quince años, según un informe del Servicio de Investigación del Congreso.
Conforme a los términos del acuerdo, Irán también acordó convertir una instalación de enriquecimiento en el subsuelo profundo en un “centro de tecnología” que no puede contener material nuclear y donde la cantidad de centrifugadoras tiene un límite vigente de quince años. Varias disposiciones sobre el plutonio, incluida la prohibición de construir nuevos reactores de agua pesada, tienen una vigencia de quince años.
Los inspectores deben supervisar las centrifugadoras y la infraestructura relacionada durante quince años, verificar el inventario durante veinte años y supervisar las minas de uranio durante 25 años.
Lo que dijo Trump
“Ahora somos el productor número uno de petróleo y gas natural del mundo. Somos independientes y no necesitamos el petróleo del Medio Oriente”.
Esto es engañoso. Estados Unidos ha sido el más grande productor de petróleo y gas en el mundo desde 2013, una tendencia que comenzó durante el gobierno de Obama gracias en su mayoría a avances en las técnicas de perforación de esquisto.
La Administración de Información Energética proyectó en enero de 2019 que Estados Unidos produciría más energía de la que importa este año, por primera ocasión desde 1950. Pero eso no es lo mismo que no importar petróleo del Medio Oriente en absoluto. En 2018, Estados Unidos importó más de 1,5 millones de barriles diarios del golfo Pérsico.
Lo que dijo Trump
“El Ejército de Estados Unidos se reconstruyó por completo en mi gobierno a un costo de 2,5 billones de dólares”.
Esto es una exageración. La cifra de 2,5 billones de dólares se refiere a los presupuestos totales para la defensa de los últimos cuatro años fiscales: 606.000 millones de dólares del año fiscal 2017 (que comenzó antes de que Trump asumiera la presidencia), 671.000 millones de dólares en 2018, 685.000 millones de dólares en 2019 y 718.000 millones de dólares en 2020. Sin embargo, la cantidad gastada en adquisiciones —compras y mejoras de equipo— fue de 562.000 millones de dólares en ese periodo.
El uso de la frase “reconstruir por completo” de Trump es, en cierta medida, subjetiva. Aunque el gobierno de Trump ha invertido en disponibilidad operacional en los últimos años, estas son señales de que el Ejército sigue teniendo retos considerables para enfrentar una serie de amenazas en todo el mundo.
Por ejemplo, el Ejército obtuvo un grado medio de “marginal” en el índice anual de fuerza de la Fundación Heritage, de inclinación conservadora, con base en factores como escasez en el personal y antigüedad del equipo. El grupo de expertos observó que las fuerzas estadounidenses probablemente son capaces de satisfacer las demandas de un conflicto regional único importante, pero “estarían muy presionadas para hacer más y ciertamente estarían mal equipadas para manejar dos contingencias importantes casi simultáneas”.
Lo que dijo Trump
“Hace tres meses, tras destruir el cien por ciento del Estado Islámico y su califato territorial, matamos al brutal líder del Estado Islámico, Al Baghdadi, responsable de tantas muertes”.
Esta es una exageración. El grupo del Estado Islámico, también conocido como Dáesh, perdió sus últimos territorios en marzo de 2019, lo que puso fin al “califato” físico, pero el grupo terrorista no ha sido desmantelado. La reciente confrontación con Irán ha detenido la campaña de Estados Unidos contra el Estado Islámico.
Apenas esta semana, el secretario de Defensa, Mark Esper, y el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, dijeron que la lucha contra el grupo continúa.
En su discurso, Trump hizo alusión a la resistencia de la organización cuando dijo que “el Estado Islámico es un enemigo natural de Irán. La destrucción del Estado Islámico es buena para Irán. Y debemos trabajar juntos en esta y otras prioridades compartidas”.
El presidente Donald Trump durante una declaración en el vestíbulo de la Casa Blanca, el miércoles 8 de enero de 2020, donde habló sobre el enfrentamiento con Irán después de que Teherán lanzó ataques aéreos a dos bases iraquíes en las que había soldados estadounidenses. (Doug Mills/The New York Times)