El Parlamento británico elegido en diciembre es el más diverso de la historia del Reino Unido, pero algunas diputadas negras, confundidas a menudo con sirvientas, afirman que queda mucho por hacer y denuncian un racismo latente.
La diputada de la oposición laborista Abena Oppong-Asare inició un movimiento de protesta, al revelar durante el fin de semana en la red Twitter las experiencias que ha vivido desde su elección.
“El otro día estaba hablando con (otra parlamentaria) frente a la Cámara de los Comunes cuando un diputado conservador vino directo hacia mí, me dio su bolsa y me pidió que se la guardase”, escribió.
En un segundo tuit relató cómo, en su primera semana, alguien la confundió con otra diputada negra. Cuando ella le señaló el error, el hombre “levantó una ceja y dijo ‘vaya, hay muchos de ustedes'”.
En respuesta, otras parlamentarias explicaron haber vivido experiencias similares, como las laboristas Florence Eshalomi y Rupa Huq, esta última una inglesa de origen bangladesí.
Estas denuncias recuerdan a las de la diputada laborista negra Dawn Butler hace cuatro años, que fueron muy publicitadas en su momento. Butler contó cómo un diputado le pidió que dejara un ascensor reservado para los legisladores. “Este ascensor no es realmente para el personal de limpieza”, le dijo.
Según el centro de reflexión British Future, ahora 1 de cada 10 parlamentarios proceden de una minoría étnica, frente a 1 de cada 40 hace diez años. En las últimas elecciones generales, 41 candidatos laboristas, 22 conservadores y dos liberaldemócratas no blancos entraron en el Parlamento, 37 de ellos mujeres.
Eso es una práctica discriminatoria contra la “raza negra”. No hay respeto a sus derechos y se les trata
de manera indiferente hasta en oficinas públicas, El Parlamento británico es un ejemplo