El gobierno tiene un esquema que pretende convertir en diez años, la mitad de la flota oficial en autos híbridos.
Uno de los mercados más poderosos de la economía mundial es el automotriz, y dentro de este, sin duda alguna, el de los automóviles eléctricos que está irrumpiendo de una forma acelerada.
En los primeros meses de gestión, el Gobierno Nacional ha mostrado pasos importantes en la transición de Panamá hacia la electrificación del sector automotriz, como vía para conseguir una movilidad sostenible, y contribuir a la reducción de la contaminación ambiental.
A través de la Secretaría de Energía, liderada por Jorge Rivera Staff, la actual administración busca dar cumplimiento a la hoja de ruta trazada en la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica, consensuada entre diversos sectores y aprobada por el Consejo de Gabinete, a finales de octubre de 2019.
La estrategia articula la colaboración entre gobierno y el sector privado, y aspira a reducir el 51% de la contaminación ambiental que produce en el país el sector transporte. Actúa sobre cuatro áreas fundamentales: gobernanza, normativa, sectores energéticos y educación, así como la creación de un marco legal que incentive y estimule la introducción en el mercado de los vehículos eléctricos e híbridos para el transporte privado y público (selectivo o masivo).
Desde la entidad gubernamental, Rivera Staff ha establecido los primeros pasos para potenciar la migración del país hacia la electrificación del sector vehicular. Para ello, explica, se ha conformado un comité multisectorial, integrado por diversos sectores del país, para fomentar el transporte eléctrico y hacer frente a los desafíos que esto implica.
El director de la Secretaria de Energía señala que se busca lograr que para el año 2030, entre el 10 al 20% de los vehículos privados sean eléctricos. A su vez, que entre el 25 al 40% de los autos privados vendidos en el país operen con electricidad.
Destaca que entre las metas trazadas también está que entre el 15 al 35% de los autobuses sean eléctricos y entre el 25 al 50% de la flota de vehículos del Estado también trabajen con energía eléctrica.
Rivera Staff reconoce que uno de los principales retos para la implementación de una movilidad eléctrica es mover los instrumentos financieros para su desarrollo, sin embargo, destaca que es muy importante el interés y apoyo de los principales representantes a nivel nacional.
Agrega que su implementación es una meta impostergable, para alcanzar un modelo cada vez más eficiente y sostenible.
Apoyo del Gobierno es clave
La Asociación de Distribuidores de Automóviles de Panamá (ADAP), asegura que el país no está exento al cambio, por lo que el apoyo del Gobierno es un elemento clave para impulsar la electrificación del sector automotriz.
“Este tema es de interés nacional, debemos comenzar a fortalecer el posicionamiento de una cultura que promueva el uso de energías limpias, así como de implementar un sistema integral de circulación que involucre a los automóviles eléctricos como eje central”, destacó ADAP.
Añadió que el panorama es alentador para Panamá. El país ya cuenta con avances importantes en este campo, pero es indispensable el respaldo del Gobierno para darle un mayor impulso e insertar la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica en la cotidianidad de nuestros ciudadanos, hasta convertirla en una “cultura aprendida”.
Cifras de la Contraloría General de la República de Panamá reportan la venta de mil 128 millones de galones de combustible durante el año 2019. Un 2% más que los mil 107 millones vendidos durante 2018.
Estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reflejan que si la totalidad de la flota actual de buses y taxis en Panamá fuera reemplazada por vehículos eléctricos, se ahorrarían casi 500 millones dólares en combustibles para 2030.
Esto, según la ONU, evitaría las emisiones de 8.5 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono (CO2eq). A su vez, ayudaría a evitar la muerte prematura de más de 400 personas debido a enfermedades respiratorias asociadas a la calidad del aire.