Los ministros de Finanzas europeos acordaron el jueves un plan de choque para apoyar la golpeada economía de la Unión Europea por el coronavirus destinando más de 500.000 millones de euros para Estados, empresas y desempleados, y la creación de un futuro “fondo de estímulo”.
El dinero anunciado no se desembolsará automáticamente, pero estará disponible para los Estados que lo soliciten.
Los jefes de Estado y de gobierno de la UE aún deben aprobarlo.
Este plan se sumará a las inversiones anunciadas a nivel nacional así como a las medidas ya emprendidas por la UE, en particular la suspensión de las reglas de disciplina presupuestaria y la flexibilización de la reglamentación sobre las ayudas estatales.
– Líneas de crédito para los Estados –
El Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), creado en 2012 durante la crisis de la deuda de la zona euro, va a conceder líneas de crédito “de precaución” a los países más afectados por la crisis sanitaria.
La disponibilidad de este dinero tiene como objetivo tranquilizar a los mercados.
Los préstamos podrán alcanzar hasta el 2% del Producto Interior Bruto (PIB) del país en cuestión, es decir, por ejemplo, unos 40.000 millones de euros para Italia.
Para el conjunto del PIB de la zona euro, el total teórico puede ser de 240.000 millones de euros.
El instrumento estará en marcha en “dos semanas” y “hasta que acabe la crisis COVID-19”, precisaron los ministros en sus conclusiones.
En circunstancias normales, los beneficiarios del MEDE están obligados a realizar reformas, que pueden ser dolorosas.
Pero ante la crisis, esta “cláusula” ha sido eliminada si el dinero se destina a la “financiación nacional de los costes directos e indirectos relacionados con la atención médica, la cura y la prevención”, causados por la pandemia.
El ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra, cuyo país ha mostrado una férrea resistencia en las discusiones, quiso recordar que “un apoyo económico” del MEDE fuera de los gastos médicos seguirá asociado a “ciertas condiciones”.
– Garantía para las empresas –
El Banco Europeo de Inversiones, la institución financiera de los Estados miembros, creará un fundo de garantía paneuropeo destinado a las empresas.
Dotado con un monto de 25.000 millones de euros, alimentado por los Estados, permitirá movilizar hasta 200.000 millones de euros.
Estos fondos se destinarán en prioridad a las pequeñas y medianas empresas de la UE.
– Apoyo al desempleo parcial –
La Comisión Europea creará un instrumento para garantizar hasta 100.000 millones de euros los planes nacionales de desempleo parcial reforzados o creados con motivo de la pandemia, así como “algunas medidas relacionadas con la salud”.
El ejecutivo europeo buscará créditos en los mercados financieros aprovechando “los bajos costes” de los que beneficia la UE, y después prestará este dinero “con condiciones favorables” a los países más necesitados.
La capacidad de crédito de la Comisión estaría reforzada por “un sistema de garantías voluntarias de los Estados miembros”, que deberán proporcionar un importe mínimo de 25.000 millones de euros.
El acceso a este instrumento que permite tomar prestado en común, pero con condiciones estrictas, “será interrumpido cuando acabe la emergencia COVID-19”
– Fondo de estímulo –
Los ministros han “acordado trabajar en un fondo de estímulo para preparar y apoyar la recuperación”, que garantizaría “la solidaridad de la UE con los Estados miembros más afectados”.
Este fondo sería “temporal, dirigido y proporcionado a los costes extraordinarios de la crisis actual”.
Pero sus “aspectos jurídicos y prácticos”, como “su relación con el presupuesto de la UE” y su “financiación” aún deben definirse.
Francia aboga por un fondo de “alrededor de 500.000 millones de euros”, que podría emitir deuda común a través de obligaciones llamadas “coronabonos”.
Italia y España también consideran necesario que se cree una amplia capacidad de crédito.
Pero Alemania y Holanda rechazan categóricamente la hipótesis de poner en común el riesgo en beneficio de países considerados menos virtuosos, como Italia.
Los ministros, en su texto, evitan pronunciarse sobre esta cuestión, y dejan la puerta abierta a próximas discusiones entre los dirigentes de la UE.