Según el último balance de la AFP, en África se registraron más de 12.800 casos y cerca de 700 muertes, en 52 de los 54 países del continente.
Hace apenas dos semanas, las previsiones de los expertos eran, cuanto menos, aterradoras. África iba a acabar sumergida rápidamente por la pandemia de coronavirus, necesariamente desastrosa en un continente con unos sistemas de salud muy deficientes.
Pero, si bien el número de casos diagnosticados aumentó desde Egipto a Sudáfrica, el balance sigue siendo muy inferior al registrado en otras zonas del mundo, como Europa o Estados Unidos.
– ¿En qué punto se encuentra la epidemia? –
Según el último balance de la AFP, en África se registraron más de 12.800 casos y cerca de 700 muertes, en 52 de los 54 países del continente. Solo el archipiélago de las Comoras y el pequeño reino de Lesoto se han librado, de momento, de la epidemia.
El país más afectado es Sudáfrica, con más de 2.000 casos y 24 muertos, muchos menos que los más de 871.000 contagios y 71.000 decesos confirmados en Europa.
Pero la tendencia está al alza, advierten los expertos.
“En los últimos cuatro días, las cifras se han duplicado”, avisó el jueves Michel Yao, responsable de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las situaciones de emergencia en África.
“El virus se expande más allá de las grandes ciudades. Eso significa que se ha abierto un nuevo frente”, declaró asimismo la jefa de la OMS para el continente, Matshidiso Moeti.
– ¿Reflejan las cifras la realidad? –
Esa es la gran incógnita, debido a que en el continente hay una enorme escasez de tests de detección.
Sudáfrica, que cuenta con el sistema sanitario más desarrollado de África subsahariana, afirma que realizó 73.000 exámenes, entre una población de 57 millones de habitantes. Su gobierno asegura que quiere realizar 30.000 al día.
En cambio, Nigeria, que tiene 190 millones de habitantes, solo ha realizado 5.000 exámenes hasta la fecha. “El sistema de diagnóstico está totalmente saturado”, afirma un médico de una clínica privada de Lagos, que reconoce que “ni siquiera” están seguros de que “los resultados sean fiables”.
A falta de tests, muchos países se limitan a ofrecer estimaciones.
Kenia preveía a finales de marzo que, para el 3 de abril, habría 10.000 casos positivos en el país, pero de momento solo confirmó 189.
Aún así, apunta John Nkengasong, jefe del Centro Africano de Control y Prevención de Enfermedades, si se hubiera disparado el número de casos, los hospitales “estarían invadidos de enfermos”, algo que de momento no ha pasado.
– ¿Es eficaz la prevención? –
Como la epidemia llegó a África varias semanas después que a Europa, sus dirigentes tuvieron más margen para adoptar las medidas de prevención.
La mayoría de los gobiernos cerraron fronteras y restringieron los desplazamientos y los contactos entre la población con toques de queda, la imposición del confinamiento o la declaración del estado de emergencia.
Las medidas, no obstante, se revelaron difíciles de cumplir en los barrios con mayor densidad de población y en los más empobrecidos, donde mantener la distancia social es imposible y quedarse en casa equivale a morir de hambre.
En opinión de Matshidiso Moeti, de la OMS, aún es “demasiado pronto” para saber si las medidas son efectivas o no.
Sin embargo, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, asegura que lo son. “Antes del confinamiento, el aumento diario de casos era del 42%; desde que empezó el confinamiento, el aumento diario es de 4%”, sostiene.
– ¿Qué incidencia tendrá la epidemia en el continente? –
Otro factor importante que determinará la incidencia de la pandemia en el continente es el estado de sus infraestructuras sanitarias, muy deterioradas e insuficientes.
El número de camas disponibles en cuidados intensivos no es de más de 5 por cada millón de habitantes, en comparación con los 4.000 que tiene Europa. Además, hay menos de 2.000 respiradores en los hospitales públicos.
Ante esta situación, nadie se aventura a vaticinar el alcance que tendrá la epidemia en África.
Según la OMS, 31 países africanos registraron menos de 100 casos de infección, por lo cree que es “posible” atajar la epidemia, aunque la amenaza persiste.
“La COVID-19 no solo puede causar miles de muertos, sino también provocar una devastación económica y social”, recordó Matshidiso Moeti.