La caravana, que incluía varios vehículos y protección policial, encontró las calles vacías después que el gobierno decretara cuarentena absoluta este fin de semana.
El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, celebró este domingo la Pascua a bordo de un “papamóvil”, en medio de una cuarentena total por la COVID-19, que ha causado 79 muertos y el cierre de iglesias en el país.
Ataviado con mascarilla y guantes y tras dar una misa en un seminario, Ulloa efectuó un recorrido en el vehículo papal con una imagen del Cristo Resucitado y el Santísimo Sacramento por Ciudad de Panamá y localidades aledañas.
La caravana, que incluía varios vehículos y protección policial, encontró las calles vacías después que el gobierno decretara cuarentena absoluta este fin de semana para evitar la propagación del nuevo coronavirus.
“Cristo ha resucitado y en medio de esta pandemia, en medio de esta tiniebla, hay luz para la humanidad”, dijo Ulloa a la AFP.
“Hablar de fe es hablar también de solidaridad, es hablar de salud física, psíquica y espiritual y esto es lo que Jesús viene a ofrecernos a través de los hombres y mujeres de fe”, añadió el arzobispo.
Durante el recorrido la comitiva se detuvo en varias ocasiones ante centros hospitalarios para bendecir a los enfermos por COVID-19 y agradecer al personal sanitario por el trabajo que realiza.
“Gracias por la entrega que a diario están realizando en medio de la pandemia”, dijo Ulloa a los médicos a bordo del vehículo utilizado por el papa Francisco durante su visita a Panamá en 2019.
El país centroamericano acumula 79 personas fallecidas y 3.234 casos confirmados por el nuevo coronavirus. Desde hace semanas los templos permanecen cerrados para evitar la COVID-19.
La situación ya había obligado al arzobispo Ulloa, hace una semana, a realizar la tradicional bendición de ramos a bordo de un helicóptero.
Esta Pascua es “muy diferente” por la COVID-19, aunque “se está conviviendo en familia como debería ser en toda la Semana Santa, pero sin embargo el mundo está así”, comentó a la AFP Orlando Lorenzo, un fiel de 51 años, mientras veía la caravana.