Londres y Bruselas se dieron 11 meses para destejer décadas de estrechos vínculos económicos, un plazo que se volvió todavía más ambicioso desde la irrupción del virus.
El Reino Unido y la Unión Europea urgieron a avances rápidos al reanudar este lunes la negociación sobre su futura relación comercial posbrexit, interrumpida por el coronavirus, una pandemia que vuelve todavía más incierto un acuerdo para fines de año.
“La segunda ronda de negociaciones comenzó por videoconferencia. Debemos avanzar en todas las áreas. Nuestro objetivo es hacer progresos tangibles para junio”, tuiteó el negociador europeo Michel Barnier, al inicio de las discusiones que finalizarán viernes.
Tras el divorcio consumado en enero, Londres y Bruselas se dieron 11 meses para destejer décadas de estrechos vínculos económicos, un plazo que se volvió todavía más ambicioso desde la irrupción del virus y el rechazo del Reino Unido a prorrogar la negociación.
“A causa de la pandemia, hay más incertidumbre sobre la dirección que cada uno quiere tomar”, subrayó a la AFP Eric Maurice, analista de Fondation Schuman, para quien “todo el mundo está pensando en reorientar su economía”.
Iniciada el 2 de marzo, la negociación se detuvo por la alerta sanitaria del nuevo coronavirus, del que se contagió incluso el primer ministro británico Boris Johnson, y que ahora se reanudó bajo una ya proyectada recesión económica mundial para 2020.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una contracción de la economía del Reino Unido de un 6,5% de su Producto Interior Bruto (PIB) en 2020. En los 19 países de la zona euro en su conjunto, la caída sería del 7,5% del PIB.
En este contexto, la directora de la institución financiera, Kristalina Georgieva, urgió a no “añadir” más presión a la “incertidumbre sin precedentes” que causa la pandemia de la COVID-19, abogando por una ampliación del plazo de negociación.
Junio se anuncia como el momento clave. “Esta semana esperamos nuevas conversaciones constructivas con el objetivo de avanzar para junio”, subrayó el portavoz de Downing Street. Las próximas rondas están previstas para las semanas del 11 de mayo y 1 de junio.
La prolongación del período de transición, y por tanto de las negociaciones, se puede solicitar hasta el 1 de julio, si bien el primer ministro británico ya ha reiterado su rechazo en varias ocasiones a hacerlo, la última de ellas el jueves.
“Esto nos mantendría atados a la legislación de la UE en un momento en el que necesitamos flexibilidad legislativa y económica para gestionar la respuesta del Reino Unido a la pandemia”, aseguró un portavoz del gobierno británico.
– “El precio a pagar” –
Las limitaciones “técnicas” de negociar por videoconferencia y el “posible impacto económico” de no llegar a un acuerdo, que llevaría “al más duro de todos los Brexit”, “pesan mucho a favor de una prórroga”, según Fabian Zuleeg, del European Policy Centre.
“Al mismo tiempo, hasta ahora, el Brexit nunca fue la mejor opción económica. Esto dependerá mucho del precio que Johnson esté dispuesto a pagar por lo que se considera en el Reino Unido como la soberanía y la independencia” del país, agrega el experto.
Para Sam Low del Centre for European Reform, Londres debería pedir la prórroga con “carácter de urgencia”. Una solución “pragmática” sería una prórroga máxima de 2 años, pero con la posibilidad de poner fin antes si una parte lo solicita.
Los británicos salieron de la UE el 31 de enero para iniciar un período de transición hasta el 31 de diciembre, durante el cual seguirán cumpliendo con las reglas europeas mientras negocian su futura relación comercial con sus antiguos socios.
Pero en caso de no alcanzar un acuerdo, las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se aplicarían a la relación comercial entre ambos, lo que se traduce por aranceles más elevados y la reintroducción de barreras aduaneras.
“El Brexit a la Johnson es ya un Brexit duro para sacudir la economía. Con el coronavirus, será un golpe doble para las empresas”, asegura a la AFP una fuente europea próxima a unas negociaciones en la que los escollos no faltan.
Los negociadores deberán así, además de ver qué forma tomará el pacto si varios acuerdos o uno global, resolver la sensible cuestión del acceso de los pesqueros europeos a aguas británicas y el temor en la UE sobre una eventual competencia desleal de su ex socio.