La asociación AMP, consigue alimentar con mucha dificultad a los cien osos en cautividad en Transilvania.
Desde el Parque de Libearty en Rumania, el mayor refugio de osos pardos, al de Arcturos en Grecia, los santuarios de animales salvajes en Europa, privados de visitantes, pagan a su vez el precio del confinamiento para enfrentar la pandemia de la covid-19.
La asociación AMP (Millones de amigos) que gestiona el sitio de Libearty, en el corazón de los Cárpatos, consigue alimentar con mucha dificultad a los cien osos en cautividad que viven en las 69 hectáreas situadas en Transilvania, cerca de la ciudad de Zarnesti.
“Las entradas y los recuerdos representan aproximadamente un tercio de nuestra recaudación anual”, explica a la AFP Cristina Lapis, fundadora y presidenta de la AMP.
“Los osos necesitan dos toneladas de alimentos al día, un coste difícil de cubrir en los últimos tiempos”, explica y espera que “el confinamiento termine a principios de mayo para acoger nuevamente a los visitantes”.
Las medidas de contención adoptadas por los gobiernos en marzo llegaron en el peor momento, sobre todo para los parques de osos, ya que estos últimos acababan de terminar su hibernación.
– Un choque económico –
Para la asociación Arcturos, encargada de un santuario en el norte de Grecia, este confinamiento representa un “choque económico”, según su portavoz Panos Stefanou.
El sitio alberga actualmente 24 osos, 12 lobos, 25 perros pastores y un ciervo, cerca del Monte Vitsi, a unos 600 km al noroeste de Atenas. El sitio normalmente atrae a miles de visitantes cada mes a partir de marzo.
“Tenemos recursos hasta finales de abril”, afirma Panos Stefanou, señalando que los gastos mensuales del refugio ascienden a 43.000 euros, de los cuales 12.000 son para alimentar a los animales. Dos de los animales -un oso macho y una loba- están heridos y necesitan cuidados adicionales.
Una convocatoria de donaciones lanzada el 26 de marzo permitió fondos para cubrir gastos durante dos semanas, señala esta oenegé.
“Lanzaremos nuevos llamados a los donantes y patrocinadores”, asegura Panos Stefanou. “Pero si el confinamiento continúa hasta finales de mayo, la asociación habrá sufrido una pérdida de 180.000 euros”, deplora.
Arcturos lleva a cabo campañas de sensibilización, presta cuidados veterinarios y se esfuerza por reintegrar animales salvajes en la naturaleza. Lobos y osos de los Balcanes encuentran refugio en este santuario, pero también grandes depredadores originarios de Austria o de Georgia.
– Disfrutar de la calma –
Sin embargo, la vida silvestre parece beneficiarse de la tranquilidad de las últimas semanas. Incluso, algunos animales aprovechan para pasear por sitios abandonados por los hombres.
En Kastoria -norte de Grecia- una osa y sus tres cachorros fueron vistos a principios de abril deambulando a lo largo del lago, que en tiempos normales es el lugar de paseo preferido de los habitantes de la zona.
En España, la inusual calma permitió a los ciervos, jabalíes, buitres monjes y búhos pasear por la ciudad. “Hemos observado cambios en algunas especies debido a la contención”, afirma Miguel Higueras, director de la Agencia Forestal de la Comunidad de Madrid. “Por ejemplo, los ciervos rara vez salen de los bosques y ahora los vemos cerca de los centros urbanos y de las autopistas”.
La fundación de animales salvajes en Sofía, que se ocupa de pequeños animales salvajes heridos, subraya que las zonas urbanas “son territorios que hemos tomado a la naturaleza”.
La asociación búlgara advirtió al público que no se debe alimentar a los animales salvajes. “La vida de un animal salvaje ya es complicada, no hay que hacerla más difícil. Los animales salvajes deben permanecer lejos de los hombres, es por su propio bien”.