Cuando la mayor parte del país estaba en cuarentena, al menos las reglas eran claras, en general. Los trabajadores esenciales se aventuraban al exterior; el resto de las personas se quedaban en casa. Los bares y los restaurantes estaban cerrados, excepto para comprar comida para llevar; los salones de belleza y los spas no daban servicio. Las salidas estaban limitadas al supermercado o a la farmacia.
Ahora los estados están levantando las restricciones, pero los lineamientos específicos acerca de cómo afrontar los detalles minuciosos de la vida cotidiana todavía son difíciles de plantear, y de todas maneras, nunca habrá una solución predefinida para cada circunstancia problemática que pudieras encontrar.
“En comparación, suspender las actividades fue fácil, aunque pareció difícil en aquel momento; básicamente, activamos un interruptor. Reiniciar es mucho más complicado. No hay una plantilla, no hay manual. No podemos simplemente decir: ‘Sigan estas diez reglas y estarán bien’”, dijo Preeti Malani, médica experta en enfermedades infecciosas que es directora de salud en la Universidad de Míchigan.
No obstante, incluso ante la ausencia de directrices detalladas, existe consenso científico sobre un enfoque general que puede reducir la propagación del virus a medida que el mundo a tu alrededor reinicia actividades. Conforme avanzas poco a poco hacia la normalidad —lo que sea que eso signifique en estos tiempos— intenta tomar tres precauciones: evita el contacto, los espacios confinados y las grandes cantidades de gente. Y toma decisiones realistas.
Contacto
Necesitas seguir respetando las precauciones de distanciamiento social. Eso significa portar cubrebocas, lavarte las manos bien y con frecuencia, así como mantener una distancia de por lo menos 2 metros de otras personas. No des abrazos, por lo menos no de la manera habitual, ni saludes de mano.
Intenta asegurarte de que los espacios públicos que frecuentas mantengan las medidas de mitigación: separación de las mesas en un restaurante, restricción de acceso o distanciamiento de los clientes en tiendas y parques, así como labores de limpieza y desinfección frecuentes.
El virus se propaga de manera más eficiente de persona a persona, pero los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de Estados Unidos recomiendan la limpieza frecuente de los objetos de alto contacto y las superficies como mesas, picaportes, interruptores de luz, barras de cocina, manijas, teléfonos, teclados, inodoros y grifos, pantallas táctiles, cajeros automáticos y pistolas de boquilla de las bombas de gasolina.
Cualquier conversación cara a cara de quince minutos entre personas que están a menos de 2 metros de la otra constituye contacto cercano, dijo Muge Cevik, médica experta en enfermedades infecciosas y virología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Saint Andrews en Escocia.
Entre más tiempo dure la conversación y más cercana sea la proximidad física entre los participantes, mayor será el riesgo de que el virus se propague si una persona está infectada.
Eso explica por qué la transmisión es desenfrenada dentro de los hogares y por qué las reuniones familiares en las que las personas abrazan y pasan algunas horas juntas durante una comida han originado brotes.
Confinado
Las actividades en interiores en espacios confinados, incluso en los de grandes dimensiones, son más conducentes a propagar el virus que los eventos realizados en exteriores, especialmente si el aire dentro del edificio es recirculado o las ventanas no se abren.
Muchas infecciones se han vinculado a vehículos de transporte público como autobuses y furgonetas. Algunos expertos han formulado preguntas sobre la seguridad de los espacios públicos cerrados, como los edificios de oficinas, los restaurantes en interiores y los clubes nocturnos.
“Cuando hay aire que no circula, las gotas diminutas permanecen más tiempo del que uno esperaría, y habrá mucha contaminación en las superficies”, dijo Cevik.
Un flujo de aire fresco diluye el virus, y agregó: “Cuando estás cerca de una buena fuente de flujo de aire o junto a una ventana, tu tracto respiratorio superior ya no estará expuesto a tanto virus”.
En lineamientos recientes para los negocios que reabren, los CDC dijeron a los empleadores que deben asegurarse de que los sistemas de ventilación estén funcionando de manera apropiada y tomar las medidas necesarias para maximizar la circulación del aire exterior al abrir puertas y ventanas, así como mediante el uso de ventiladores.
Cantidad de gente
Los grupos numerosos son riesgosos, sin importar dónde estén reunidos. Incluso en exteriores, las multitudes representan más gente, más contactos, y más fuentes potenciales de infección. Y lo más importante es que prevenir la infección es una cuestión de números, en la cual menos es más.
“Es una manera realmente diferente de pensar a la que la mayoría de las personas en el mundo no están acostumbradas”, dijo Barbara Taylor, médica especialista en enfermedades infecciosas en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, campus San Antonio. “Todo se basa en matemáticas”.
Muchos bares en Texas sientan a sus clientes afuera, indicó ella, y por ello son relativamente de bajo riesgo. Sin embargo, el número de clientes en un espacio sigue siendo importante.
“Puedes crear un caso en el que tengas a todos separados por 2 metros, pero si ese caso involucra a quinientas personas, eso es inherentemente más riesgoso que si el mismo caso involucrara a treinta personas”, dijo Taylor. “Existe mayor potencial de que una de esas quinientas personas tenga la COVID-19 y la propague”, afirmó.
Otra preocupación sobre los bares: a medida que las personas se ponen ebrias, dejan de cuidarse y pierden las inhibiciones.
Los CDC clasifican las opciones para cenar en situaciones de menor a mayor riesgo. El menor riesgo es el servicio por ventanilla, la entrega a domicilio, la comida para llevar o los pedidos que se recogen en el auto. Los restaurantes con el riesgo más alto son los que tienen mesas en exteriores e interiores sin espacio entre sí.
Capacidad de elección
Al final, cada individuo debe tomar una decisión personal sobre el nivel de riesgo con el que él o ella están cómodos, sopesando su propia edad y estado de salud, circunstancias de vida y nivel general de aversión o tolerancia al riesgo.
Las personas vulnerables a enfermarse de gravedad si llegaran a infectarse de coronavirus desearán tomar las mayores precauciones. Ese grupo incluye a las personas mayores de 65 años, residentes de asilos y centros de cuidados prolongados, personas inmunocomprometidas, con enfermedades crónicas de pulmón o riñón o afecciones cardiacas o aquellos con obesidad mórbida.
No obstante, los adultos jóvenes y saludables, así como los niños deberían considerar proteger a las personas a su alrededor, incluyendo a familiares, colegas o amigos que son vulnerables debido a enfermedades crónicas u otras circunstancias de vida, concluyó Taylor.