Es hora de comenzar la primera reunión en Zoom de su jornada laboral, así que Joe Farrell se pone una camisa abotonada de manga corta de Brooks Brothers, con diseño de cuadros color negro, rojo y blanco.
La ha usado para participar en videollamadas durante 70 días consecutivos. Ese no era su plan. “Mi ego pensó que alguien se daría cuenta”, dijo Farrell, vicepresidente ejecutivo del imperio de comedia Funny or Die.
Nadie se dio cuenta. Ninguno de la media docena de colaboradores que ve todos los días a través de su pantalla le dijo nada. Tampoco se dieron cuenta los aproximadamente 50 ejecutivos de la industria del entretenimiento con los que se reúne por Zoom semana tras semana. Se trata de un hombre que alguna vez tuvo 210 camisas porque, como conductor de un programa de diseño en TLC, no podía permitir que los espectadores lo vieran con la misma ropa.
Finalmente, el terrible secreto de su única prenda se volvió demasiado abrumador para Farrell. Comenzó a confesarles a sus colegas que tenía una sola camisa para tomar videollamadas por Zoom.
“Cada vez que lo revelo, me dicen: ‘Ah, sí’, y sacan dos camisas que cuelgan del respaldo de su silla”, comentó.
Si les preguntan, las personas que han logrado conservar su empleo durante la pandemia confesarán que tienen una camisa para Zoom: una prenda que generalmente mantienen en el respaldo de la silla de su computadora o en un gancho cerca de ahí, la cual sacan momentos antes de que se encienda su cámara web. Como la corbata preanudada que Lyndon Johnson siempre tenía a la mano para ponerse, tener una camisa especial para Zoom te prepara al instante para cualquier reunión de trabajo de último momento o para una reunión planeada una semana antes o para una reunión con un amigo; de hecho, te prepara para cualquier reunión.
Maria Rugolo, analista de la industria textil de NPD Group, dijo que su compañía había llevado a cabo una encuesta que mostró que solo el diez por ciento de las personas se ponen ropa especial desde temprano para trabajar en casa y luego, al terminar, se ponen “ropa cómoda”. Un gran porcentaje del resto de nosotros, según lo he entendido, simplemente nos ponemos y quitamos camisas para Zoom.
Hay varias maneras de aplicar la estrategia de las camisas para Zoom. Algunas personas, como Farrell, recurren al extremo de usar una sola prenda. Otros alternan al menos un par, o las clasifican según el nivel de formalidad, dependiendo de la situación que se trate por Zoom. Algunos se ponen la camisa de Zoom solo para la videoconferencia del día, mientras que otros se la dejan puesta todo lo que resta de la jornada.
Gretchen Young, la editora de mi libro, una vicepresidenta de Hachette Book Group, tiene tres camisas de Zoom: una abotonada de Hollister, una blusa con cuello de tortuga y una camiseta con cuello en ‘v’ color azul cielo de James Perse que usa debajo de una chaqueta de Free People.
“Al principio las buscaba en mi armario”, comentó Young. “Después dije: ‘Las colgaré en la puerta de mi habitación’. Pero luego simplemente las puse en una silla del comedor que uso como escritorio”.
Las camisas de Zoom son todo lo que hay en el repertorio de prendas para Zoom. Las chaquetas de Zoom, como lo descubrí en seguida tras observar las videollamadas de Zoom con muchos participantes de las primeras semanas de la pandemia, son vestimenta non grata. Las corbatas de Zoom son aún más ridículas. Todos saben que pones la computadora en la mesa del comedor y simplemente apartas los platos para que no se vean.
“Cuando las personas se visten demasiado bien, me parece un poco pretencioso”, dijo Kevin Murray, miembro del consejo del Banco Federal de Hipotecas para Vivienda de San Francisco y director ejecutivo de Weingart Center Association, que atiende a personas sin hogar. Murray ha estado vistiéndose de manera menos formal para las llamadas de Zoom, en parte porque son llamadas de Zoom y en parte porque tiene cosas más importantes de las cuales preocuparse en este momento.
Sin embargo, aunque no puede ser demasiado formal, la camisa de Zoom puede complementarse con accesorios. “Usa aretes que digan algo sobre ti”, sugirió Sarah LaFleur, directora ejecutiva y fundadora de MM.LaFleur, fabricante de prendas elegantes de oficina para dama. En cuanto a la camisa, aconseja colores pastel para iluminar el rostro.
“Tengo nuestro suéter Chadwick en cuatro colores, y a menudo me pongo uno de ellos cinco minutos antes de una llamada de Zoom”, escribió en un correo electrónico. “La tela se estira, no se arruga y también puede lavarse en máquina. Literalmente los tengo apilados al lado de mi computadora”.
El mercado de las camisas para Zoom es competitivo. LaFleur ha promovido la idea de la vestimenta híbrida: la parte de arriba para los negocios y la parte de abajo para la fiesta. Los buzones de entrada de los correos electrónicos están llenos de anuncios. Urban Outfitters: “Camisas, blusas y camisolas para que estés preparado para las videollamadas”. Brooks Brothers: “Lo que estamos usando: nuestra ropa para videollamadas”. Neiman Marcus: “Alternativas para cuando solo tienes humor de vestirte bien de la cintura hacia arriba”.
Walmart vendió más camisas que pantalones en el primer trimestre del año. Google Trends muestra que “camisas” alcanzó un punto máximo en un periodo de doce meses como término de búsqueda. Aunque Google Trends registra datos erráticos para el término “camisas de Zoom”, eso muy probablemente se debe a que acabo de inventarlo para este artículo.
Las camisas de Zoom tienen sus peligros. Chelsea Grayson, exdirectora ejecutiva de American Apparel y True Religion, advierte que no se usen escotes.
“En el mundo real, puedes usar algo un poco escotado porque se presenta todo el conjunto, de la cabeza a los pies”, comentó. “En Zoom, todo lo que verá la gente serán tus senos. No creo que quieras eso, a menos que estés creando contenido para tu página de OnlyFans”.
Para las videollamadas de Zoom de último momento desde su casa en Los Ángeles, Grayson se cubre con una bufanda rosa de Louis Vuitton que tiene cerca de su computadora. “Sé que en quince minutos volveré a beber mi copa de vino rosé, así que me pongo ese accesorio y vivo mi momento de Jackie O.”, comentó.
Sterling McDavid, exanalista de Goldman Sachs que cofundó la línea de moda Burnett New York, sugiere una blusa holgada con un estampado que muestre algo de movimiento para usarla mientras estás en Zoom. Su blusa floral con volantes de 1500 dólares es su mayor éxito de ventas. De hecho, básicamente es el único producto que se vende actualmente, además de los cubrebocas.
“Lo que presentaremos en otoño será especialmente apropiado para Zoom”, dijo McDavid. “Puedes pasar de una videollamada por Zoom a los tragos al aire libre entre amigos con distanciamiento social. Es la nueva manera de pasar de la oficina a la cena”.
La camisa de Zoom ha acelerado la tendencia de las prendas de descanso. Fokke de Jong, director ejecutivo y fundador de Suitsupply, ha estado vendiendo muchas camisas sobrepuestas de cien dólares: son camisas polo de manga larga que tienen botones que llegan a la mitad del torso, por lo que la parte sin botones queda convenientemente fuera de la vista de la cámara en Zoom.
De Jong, que vive en Ámsterdam, donde ya se acabó el confinamiento, ya no tiene videollamadas por Zoom. A pesar de todas las predicciones, dijo, poco ha cambiado en Europa después del coronavirus.
“Sin embargo, uso el polo que parece camisa cinco días a la semana”, dijo. “Ya adopté esa costumbre”.