El récord anterior en una jornada fue de 75 fallecidos el 6 de julio.
Argentina registró este lunes 113 fallecidos por coronavirus, la mayor cifra de muertes para una jornada desde el inicio de la pandemia que suma 2.373 víctimas mortales sobre 130.761 casos en el país sudamericano, reportaron autoridades.
El récord de fallecidos se conoce en el primer día de una nueva flexibilización del confinamiento obligatorio en la capital y su periferia, tras dos semanas de aislamiento estricto que buscó frenar la ola exponencial de contagios.
El récord anterior en una jornada fue de 75 fallecidos el 6 de julio.
La capital y su poblada periferia, la región metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde viven 14 millones de los 44 millones de argentinos, concentra casi el 90% de los casos de covid-19.
Esta región estuvo bajo una cuarentena estricta dispuesta por el gobierno entre el 1 y el 17 de julio. Pese a que los casos siguen en aumento se decidió la flexibilización, ante el cansancio y desánimo de los ciudadanos y para reactivar una economía profundamente dañada por dos años de recesión, agravada por los cuatro meses de aislamiento social.
El último parte epidemiológico informó que 853 personas permanecen internadas en salas de cuidados intensivos. Un 65% de sus plazas están ocupadas en el AMBA.
El gobierno del presidente Alberto Fernández impuso la restricción de actividades el 20 de marzo pasado, pero desde entonces la mayoría de las provincias han flexibilizado el aislamiento social, aunque con idas y vueltas según la evolución de los contagios.
El ejecutivo ha reiterado que decretar una temprana cuarentena “permitió salvar vidas”, porque acható la curva de contagios y dio tiempo para reforzar la infraestructura sanitaria.
Las penurias económicas que conlleva la paralización de actividades en un país con un tercio de la población en la pobreza, han sido en parte compensadas por una batería de medidas de ayuda social, pago de salarios a privados, créditos blandos y desgravaciones impositivas entre otras.
La creciente necesidad económica y el cansancio anímico llevó a muchos a violar restricciones.
El domingo, en una jornada de clima primaveral en el invierno austral, las plazas y paseos públicos de Buenos Aires se llenaron de gente pese a que solo estaban autorizadas salidas restringidas de niños con sus padres.