Ambos países usan drones israelíes, occidentales o turcos, en el caso de Azerbaiyán. Pero Nagorno Karabaj, ubicado en zona montañosa difícilmente conquistable, está protegido por su situación geográfica.
Las potencias regionales asisten con inquietud a los duros combates entre Armenia y Azerbaiyán en Nagorno Karabaj, que nadie quiere que degeneren en una guerra que difícilmente tendría un claro vencedor.
– Armamento soviético –
Los beligerantes tienen un punto en común, como destaca el Instituto internacional de Estudios estratégicos (IISS): ambos heredaron su material, su doctrina y sus conocimientos de la era soviética.
Según los expertos consultados por la AFP, Armenia es superior en el ámbito aéreo, y Azerbaiyán tiene ventaja en tierra.
Según Pierre Razoux, director de la Fundación Mediterráneo de Estudios Estratégicos (FMES), Armenia tiene una fuerza de 50.000 hombres y mujeres, con un potencial de movilización de 500.000 soldados, además de 20.000 soldados y un centenar de tanques en Nagorno Karabaj.
A ello se añaden 180 tanques y otros 200 blindados, 35 aviones de combate y “misiles balísticos que pueden alcanzar instalaciones petroleras azerbaiyanas”. Y, sobre todo, la base militar rusa en Gyumri (noroeste), con 3300 soldados, 240 blindados, así como misiles balísticos S300 y S400.
Enfrente, según el experto, Azerbaiyán tiene 90.000 hombres, 20.000 paramilitares y 300.000 reservistas. “El material terrestre es mucho más importante con cinco divisiones, 600 tanques, un centenar de ellos los modernizados T90, lo mejor de la panoplia militar rusa”, asegura. Hay que añadir los misiles tierra-aire S300.
Ambos países usan drones israelíes, occidentales o turcos, en el caso de Azerbaiyán. Pero Nagorno Karabaj, ubicado en zona montañosa difícilmente conquistable, está protegido por su situación geográfica.
– La importancia de Rusia –
En pleno Cáucaso, el conflicto entre estas dos ex repúblicas soviéticas ubicadas entre el mar Caspio y el mar Negro, difícilmente puede resolverse sin la intervención de Moscú.
“Rusia ha intentado durante años mostrar su neutralidad entregando armas a los dos países y asegurando que mantenía un equilibrio de fuerzas. Pero pronto tendrá que elegir” asegura el experto Alexander Golts, de la revista rusa Ejednevny journal.
“La situación es diplomática y estratégicamente incierta, con Estados Unidos al margen, lo que deja un espacio libre para ser llenado por Rusia y Turquía” estima por Twitter Matthew Bryza, exembajador estadounidense en Azerbaiyán.
De hecho, Turquía es ahora la potencia más activa. Los expertos aseguran que Azerbaiyán no pudo actuar sin la bendición del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que multiplica sus frentes exteriores mientras alimenta al electorado nacionalista.
En Siria y Libia se enfrenta a su homólogo ruso Vladimir Putin, y en el Mediterráneo oriental desafía a la Unión europea. Ahora, abre un nuevo frente en el Cáucaso.
Se sospecha incluso que Ankara ha enviado a la región a combatientes sirios, lo que provocó una dura crítica del presidente francés Emmanuel Macron.
Irán, el otro gigante de la región, tiene una importante diáspora armenia y mantiene una estrecha relación comercial con Ereván.
“Pero Irán tiene otros problemas, en el contexto actual de las sanciones y el embargo a las ventas de armas” matiza Emmanuel Dreyfus, del Instituto de Investigación Estratégica de la Escuela Militar francesa (Irsem), quien excluye que la República islámica se convierta en un “actor decisivo” del conflicto.
– Improbable guerra abierta –
Los analistas conjeturan que el peor de los escenarios -guerra abierta, intervención de potencias regionales- puede ser evitado.
“El terreno montañoso, el armamento letal, la proximidad de ciudades hace difícil para ambos bandos que se logre una clara victoria militar”, afirma en Facebook Tom de Waal, experto del Cáucaso en el Instituto Carnegie Endowment.
“Ello provocaría un baño de sangre” agrega. Además, la llegada del duro invierno tampoco invita a costosas aventuras militares.