París empezó a aplicar este martes nuevas medidas para frenar el auge de la epidemia del covid-19, como el cierre de bares y condiciones más restrictivas en los restaurantes, que se prolongarán como mínimo dos semanas.
En los restaurantes parisinos y de los departamentos limítrofes, no podrá haber más de seis comensales por mesa, los diferentes grupos deberán estar separados como mínimo de un metro y el establecimiento registrará los datos de sus clientes para poder contactarlos en caso de que surja un contagio. Además, sobre las mesas, junto a la sal y a la pimienta, habrá gel hidroalcohólico.
Otras medidas incluyen el cierre de ferias, salones profesionales y circos, así como limitar el acceso en centros comerciales y grandes almacenes a un cliente por cada cuatro metros cuadrados de superficie del local.
En las universidades, los anfiteatros solo podrán acoger 50% de los estudiantes y a las piscinas solo podrán acceder los niños que siguen cursos de natación. Las salas de deporte siguen cerradas.
En la región parisina, la tasa de ocupación de las camas de cuidados intensivos para los pacientes con covid-19 superó el techo crítico de 30% y se espera que se dispare hasta 50% en los “próximos 15 días”, advirtieron el lunes las autoridades sanitarias, que estiman a la vez necesario un periodo de 15 días para evaluar la eficacia de las nuevas restricciones.
Según los últimos datos oficiales del lunes, más de 1.400 enfermos de covid-19 se hallan en cuidados intensivos en Francia, que cuenta con 5.000 plazas disponibles.
La tasa de positividad, es decir, el porcentaje de tests positivos respecto al total, continúa aumentando y el lunes se situó en 8,6%.
Esta cifra es muy superior entre las personas que viven en la pobreza en la región parisina: más de la mitad de ellas, en su mayoría migrantes, contrajeron el nuevo coronavirus, según un estudio de la ONG Médicos Sin Fronteras.
La epidemia en Francia ha dejado más de 32.000 muertos desde mediados de marzo.