Vestidos con sus tradicionales colores verde y rojo, así como con tapabocas y bastones de mando, los manifestantes se desplazaban al mediodía en buses y a pie desde diferentes regiones hasta el municipio de Cali.
Miles de indígenas se movilizan este lunes en el suroeste de Colombia para exigir al gobierno detener la ola de violencia que afecta particularmente a los territorios nativos, el día en que se conmemora la llegada de Cristóbal Colón a América.
Vestidos con sus tradicionales colores verde y rojo, así como con tapabocas y bastones de mando, los manifestantes se desplazaban al mediodía en buses y a pie desde diferentes regiones hasta el municipio de Cali, en el Valle del Cauca, donde esperan reunirse con el presidente Iván Duque.
“El principal objetivo por el cual nosotros marchamos hoy es la sistematicidad de masacres que se están presentando en nuestros territorios sin importarle al gobierno lo que nos sucede”, dijo a la AFP Franky Reinosa, guardia indígena del Consejo Regional Indígena de Caldas (oeste).
Además, los manifestantes reclaman la plena implementación del acuerdo de paz firmado en 2016 con la entonces guerrilla FARC, así como el derecho a ser consultados acerca de la realización de megaproyectos en sus territorios.
Si estas peticiones no son atendidas, “iremos rumbo a la capital”, Bogotá, advirtió Herney Cerquera, consejero mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca.
Se espera además la participación de comunidades campesinas y afrodescendientes en la minga, como también se conoce a la protesta.
Una delegación del gobierno viajó a Cali para “reunirse y atender a la Minga Indígena del Suroccidente”, indicó en Twitter Alicia Arango, ministra del Interior.
La movilización coincide con la conmemoración de la llegada de Colón a América en 1492, conocida como Día de la Raza en varios países del continente.
Pero “para nosotros” ese “fue el más grande etnocidio presentado en la historia de nuestros territorios”, denunció al respecto Reinosa.
El suroccidente del país, limítrofe con Ecuador y el Pacífico y con alto componente de población indígena, es una de las zonas más afectadas por la ola de violencia que deja al menos 42 masacres este año, según la ONU, en medio de la peor arremetida de grupos armados desde la firma de la paz.
Los departamentos de Nariño, Cauca y Putumayo, situados en esa región, concentran a su vez más de la mitad de las 154.000 hectáreas de coca sembradas en Colombia, de acuerdo con Naciones Unidas.
Aunque con menos fuerza que en Bolivia o Ecuador, los indígenas -que representan alrededor del 4,4% de los 50 millones de colombianos- libran en el país una histórica batalla por la tierra, bloqueando en ocasiones la carretera Panamericana que une el sur y el norte del continente.
Si bien el acuerdo de paz redujo la violencia política, el país aún se encuentra inmerso en un conflicto de casi seis décadas que deja más de nueve millones de víctimas.