Los modistos italianos Domenico Dolce y Stefano Gabanna creen que la crisis provocada por la pandemia del coronavirus ha sido fuente de innumerables problemas, pero también una oportunidad para la creatividad.
Bloqueados por la crisis, los célebres modistos se sintieron de nuevo como en la época de sus inicios, a mediados de los 80, según confesaron a la AFP durante una entrevista celebrada en su magnífico palacio milanés, donde están grabando minivideos para las colecciones de alta costura.
Esos videos, algo que la firma siempre ha apreciado, se van a transmitir en internet y remplazarán al tradicional desfile debido al covid.
Pregunta: ¿Cómo viven ustedes, como creadores, este período tan especial?
Stefano Gabbana (58 años): “Tanto Domenico como yo somos personas positivas y no estamos decepcionados por el hecho de que no podemos hacer algunas cosas. Pero, por supuesto, todo es más difícil”.
“Hay que recordar que cuando nació la marca en 1984, solo teníamos 3 millones de liras (1.500 euros, 1.800 dólares). Hicimos abrigos con vellón porque no podíamos hacerlos con cachemira, hicimos ropa con jersey por falta de dinero para comprar telas más valiosas. Esa situación se puede comparar con la actual: no podemos comprar eso ni hacer aquello. Así que se agudiza la inventiva. Cuando Domenico y yo estamos bajo presión, damos lo mejor de nosotros. Amamos los desafíos”.
Domenico Dolce (62 años): “Eso hace parte de la ‘italianidad’. Somos realmente 1.000 por ciento italianos. En tiempos de desastres, recurrimos a la inventiva, la creatividad, no se para ni se llora por el destino, se reacciona con optimismo, siendo positivos”.
P: La situación es complicada para el sector del lujo, que registrará una caída de las ventas de más de un 20% en todo el mundo este año. ¿Cómo le va a la firma?
Stefano Gabbana: “La mayor parte del trabajo se realiza online. En algunos países las tiendas están abiertas, como en China, en otros no, en particular en Europa y Estados Unidos. Hemos registrado un crecimiento del 170% en cuatro meses en el comercio online, porque todo el mundo compra así. Esa situación tiene su lado positivo, porque nos estamos adaptando a un nuevo modo de adquisición, que estaba muy desarrollado ya en Estados Unidos y en América del Sur”.
P: ¿Cómo se las arreglaron para crear esta colección de alta costura?
Stefano Gabbana: “Contamos con todos los recursos humanos internos, modistas, bordadoras, todo se hace en Milán. Lo logramos poco a poco, no estábamos seguros de ello”.
Domenico Dolce: “Los desfiles de alta moda se planifican generalmente con seis meses o incluso un año de antelación (…) Así que terminamos por interrogarnos: ¿Qué es lo más importante en este momento? Es que realizar un desfile clásico nos parecía algo inútil, un poco estéril. Al principio Stefano quería hacer algo y yo estaba un poco en contra. Yo no quería hacer nada, pero él insistió. Para nosotros, esta colección fue terapéutica. Quizás la situación que nos bloqueaba por un lado, nos desbloqueó por otro lado. Nos sentimos libres de romper las reglas”.
Stefano Gabbana: En esta colección “hemos propuesto prendas bastante clásicas, como un vestido negro para mujeres maduras (…), mientras que para las más jóvenes rompimos con todo lo que se podía romper. Y reconstruimos de una manera completamente nueva”.
Pregunta: ¿La crisis ha cambiado la forma de trabajar de ustedes?
Stefano Gabbana: Antes “teníamos mucho por hacer, el ritmo era frenético, ahora se ha ralentizado”. Domenico Dolce: “Teníamos esa ansiedad de tener que hacer, de falta de tiempo. Ahora -y eso nos produce felicidad- tenemos tiempo para pensar. Volvimos como a los años 1985-86 (…) Hemos vuelto a descubrir la alegría de saborear nuestro trabajo”.