Tras semanas de intensos contactos de los equipos negociadores, ya solo una decisión política puede desbloquear la situación.
El Reino Unido y la Unión Europea siguen “muy alejados” en su difícil negociación comercial posbrexit pese a que el tiempo se agota, advirtió el martes el primer ministro británico, que debe viajar a Bruselas próximamente para intervenir en persona.
Los británicos salieron oficialmente de la UE el 31 de enero pero desde entonces se encuentran en un periodo de transición que termina dentro de tres semanas, cuando romperán lazos definitivamente con los 27.
Ambas partes negocian desde marzo un acuerdo de libre comercio que debía regir sus relaciones a partir del 1 de enero e impedir el caos de una ruptura brutal.
Pero las negociaciones siguen chocando con tres grandes escollos: el acceso de los pesqueros europeos a las ricas aguas británicas, las garantías de competencia leal exigidas por la UE a Londres a cambio de un acceso a su mercado único y cómo resolver las diferencias en el futuro.
Tras semanas de intensos contactos de los equipos negociadores, ya solo una decisión política puede desbloquear la situación.
Boris Johnson y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, decidieron el lunes que deben verse en persona en Bruselas, aunque se desconoce aún qué día.
El martes, el primer ministro dijo “mantener la esperanza”. “Pero tengo que ser honesto con ustedes, la situación en este momento es complicada. Nuestros amigos tienen que entender que el Reino Unido ha abandonado la UE para ejercer control democrático”, afirmó.
“Todavía estamos muy alejados”, agregó en declaraciones a los periodistas.
Signo sin embargo de una voluntad de entendimiento, Londres y Bruselas anunciaron haber llegado a un acuerdo sobre el comercio posbrexit en Irlanda del Norte tras una reunión la víspera entre el ministro del Gabinete británico, Michael Gove, y el presidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic.
En vista de este acuerdo, “el Reino Unido retirará las cláusulas (…) del proyecto de Ley del Mercado Interno” que, en violación de la ley internacional, revocaban unilateralmente partes del Tratado de Retirada y habían enfurecido a los europeos.
“Espero que esto sea una señal de que el Reino Unido tiene ganas de llegar a un acuerdo y que el impulso continuará”, reaccionó el ministro irlandés de Relaciones Exteriores, Simon Coveney.
– Sin fecha para el encuentro –
Fuentes diplomáticas estimaron que el encuentro entre Johnson y Von der Leyen podría celebrarse el miércoles, dado que los líderes europeos tienen prevista una cumbre el jueves y el viernes.
En todo caso, el británico no debía participar en la cumbre ni está previsto que se reúna con otros líderes como el francés Emmanuel Macron o la alemana Angela Merkel.
Johnson ya había hecho con éxito el año pasado una intervención de último minuto en Bruselas que permitió desbloquear el controvertido acuerdo de divorcio que su predecesora, Theresa May, no lograba hacer aprobar por el parlamento británico.
“Está claro que la idea no puede ser terminar de forma definitiva una negociación en el marco de una reunión entre dos líderes”, advirtió el portavoz de la Comisión Europea Eric Mamer.
“Es una negociación que permite eventualmente levantar bloqueos sustanciales sobre los puntos principales para que después los equipos acaben el trabajo”, precisó.
Antes de entrar en vigor, un eventual acuerdo tendría que ser ratificado por ambas partes, y altos dirigentes del Parlamento Europeo ya adelantaron que necesitan tiempo para revisar y debatir el texto antes de someterlo a votación, tal vez en una sesión extraordinaria entre Navidad y Nochevieja.
Sin acuerdo, los intercambios entre el Reino Unido y la UE se regirán a partir del 1 de enero por las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo que supone la introducción de cuotas y aranceles, un cuadro que puede deteriorar aún más economías ya debilitadas por la pandemia del coronavirus.
Algunos países europeos están preocupados ante la posibilidad de que la presión para alcanzar un acuerdo pueda llevar a la Comisión Europea a hacer concesiones que no han sido consensuadas.
Esta visión quedó plasmada la semana pasada, cuando un alto funcionario francés advirtió que París vetaría un acuerdo que no responda a las exigencias definidas por la UE y especificadas en el mandato dado a Barnier.