Lumumba fue asesinado por separatistas de la región de Katanga y mercenarios belgas el 17 de enero de 1961, en el sureste del Congo, durante el caos que siguió a la proclamación de la independencia.
Pasados 60 años de su asesinato, la familia de Patrice Lumumba aún espera un juicio en Bruselas para aclarar los detalles del papel de Bélgica en el crimen, pero finalmente podrá recuperar un diente, todo lo que restó del cuerpo del héroe anticolonialista.
“Es un símbolo importante para la familia y para todo el pueblo congoleño”, dijo a la AFP el jefe de la fiscalía federal belga, Frédéric Van Leeuw, en referencia a la ceremonia que debe ser realizada este año en Bruselas, para restituir a los hijos de Lumumba lo que restó de su cuerpo.
En diciembre, el presidente de República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, anunció su intención de organizar un homenaje nacional el 30 de junio de este año, en el 61º aniversario de la independencia, tras la “repatriación de las reliquias”.
La idea es ofrecer finalmente, un entierro en el Congo al que fue efímero Primer Ministro del país, entre junio y septiembre de 1960.
El diente que perteneció a Lumumba, fue hallado por la justicia belga entre las pertenencias de un excomisario de la policía colonial de Bélgica, que participó de la operación para hacer desaparecer el cuerpo del héroe.
Juliana Lumumba, hija del héroe asesinado, ya había expresado el deseo de sepultar en el Congo los restos de su padre, en una carta dirigida al rey belga Felipe, el año pasado.
Lumumba fue asesinado por separatistas de la región de Katanga y mercenarios belgas el 17 de enero de 1961, en el sureste del Congo, durante el caos que siguió a la proclamación de la independencia.
El legendario dirigente tenía 35 años y su cuerpo, disuelto en ácido, nunca fue localizado.
El 30 de junio de 1960, delante del rey Balduino, pronunció una memorable diatriba anticolonialista, llamando a sus conciudadanos a “una lucha indispensable para poner fin a la esclavitud humillante que nos ha sido impuesta por la fuerza”.
– El “Diablo” –
Lumumba era visto como una amenaza para los intereses belgas, particularmente en la región de Katanga, una provincia rica en cobre.
Llegó a ser calificado como “el Diablo”, y considerado un hombre al que era necesario “eliminar”, según mensajes intercambiados a fines de 1960 entre Bruselas y la antigua colonia que acababa de independizarse.
Ahora, 60 años más tarde, la investigación judicial abierta en Bélgica por “crímenes de guerra” se encuentra en su fase final, según el abogado Christophe Marchand, quien presentó una denuncia en 2011 en nombre de François Lumumba, uno de los hijos del héroe independentista.
Para el abogado, el tiempo apremia porque apenas dos de las diez personas inicialmente denunciadas de complicidad en el crimen siguen con vida.
Se trata del exdiplomático Etienne Davignon, de 88 años, y del exfuncionario Jacques Brassinne de la Buissière, de 91, según fuentes próximas del caso.
La denuncia, consultada por AFP, acusa a “diversas administraciones del estado belga” de haber “participado en un vasto complot para la eliminación política y física” de Lumumba.
En la denuncia se recuerda que el ejército belga había desplegado “unos 200 oficiales” para supervisar las fuerzas de seguridad de la provincia secesionista de Katanga, donde tuvo lugar el crimen.
“Podría haber cargos formales, pero deben surgir evidencias para justificar un juicio o una condena”, argumentó Van Leeuw, quien menciona que se trata de investigaciones “particularmente difíciles” para un puñado de pesquisidores que enfrentan “toneladas de archivos”.
“Hacen falta pruebas de que alguien en la cadena de mando sabía lo que iba a pasar y realmente quería lo que pasó”, añadió.
Para la asociación antirracista Bamko, Lumumba es una figura importante que merece más que la pequeña plaza a su nombre inaugurada en 2018 en Bruselas, en las afueras de Matonge, el distrito de la diáspora africana en la capital belga.
“Gente como él nos permite defendernos y ser dignos”, dijo Mireille-Tsheusi Robert, presidente de Bamko, belga de origen congoleño.
“Hacerle justicia es también hacerle justicia a todos los afrodescendientes del Congo”, apuntó.