Seguridad, empeño, dedicación y responsabilidad mensajes que nos transmitió, Lucía Lasso, joven panameña, distinguida para ocupar el cargo de Jefa de Operaciones de Emergencia, de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y Media Luna Roja.
Educación, análisis, voluntad, honestidad y dar lo máximo, se convierten en esa filosofía y mística que se requieren para avanzar y enfrentar los desafíos que se presentan a lo largo de nuestras vidas, y son estas, parte de las recomendaciones que hace Lucía Lasso, a otras mujeres.
La joven profesional, con una carrera en Psicología realizada en la Universidad de Panamá, nos dijo que, con su designación en el cargo, se conjuga “una mezcla de emociones, un toque de orgullo, porque hay personas que ven en ti un potencial, una habilidad y eso se siente bien, porque todo el trabajo que uno ha hecho, está siendo reconocido”.
También nos comentó que, a su vez, “hay un toque de ansiedad, en el sentido que es una responsabilidad muy grande, porque la calidad de vida de muchas personas, va a depender un poco de la decisión que uno tome”.
Dice que una mala decisión puede llevar a que una persona sufra más de lo necesario o incluso, si es realmente una mala decisión, llevar a la muerte de más personas, en una emergencia.
La responsabilidad del cargo conlleva a tomar decisiones muy rápidamente, muchas veces con poca información, y, “bueno, es una buena fuente de ansiedad, es un estrés, pero al menos yo lo tomo como una oportunidad de querer seguir aprendiendo”.
“Cómo puedo mejorar, qué más tengo que saber para asegurar, que voy a hacer tanto lo posible, lo mejor, dar lo máximo de mí”, nos comentó Lucía, quien lleva más de 15 años laborando en el tema de Organizaciones No Gubernamentales o sin fines de lucro.
Al respecto, especificó que está en constante proceso de mejorar y aprender para que cada operación sea mejor o aprender de los errores anteriores. “Es un proceso, no es una meta. No es que he llegado a esta posición, aquí estoy, sino que es un proceso del que uno sigue aprendiendo a lo largo de esta”, añadió.
Después de dos meses de haberse graduado en la Universidad de Panamá, comenzó a laborar en una empresa privada, pero luego emprendió su recorrido por las Organizaciones No Gubernamentales que, de acuerdo, a lo que nos informó, es lo que más le llena y siempre ha sido así, ya sea de manera voluntaria o en proyectos informales o trabajos formales.
En el caso de Cruz Roja, ya son 10 años. Recordó que empezó en 2010, poco después del terremoto en Haití, aunque indicó que no estuvo involucrada en esas respuestas, pero fue más o menos en ese año. “Mi trabajo fue apoyar en otras emergencias que estaban pasando”.
Del aspecto laboral, dice que estuvo en la oficina de Cruz Roja (IFRC) en Panamá, para todas las Américas, por 4 años. De ahí aplicó a otras posiciones fuera. Entre estas, en África y luego en Budapest, trabajando en los Balcanes, en Grecia. Prontamente aplicó a otra posición en Ginebra, sede de la Cruz Roja, donde se quedó por otros cuatro años.
Rememoró que son 10 años en Cruz Roja y que “han corrido muy rápido, siento que empecé ayer”. Siente que todo el trabajo con ONG, que empezó en Panamá, le ha dado una base fuerte para poder también navegar en una organización como la Federación Internacional de Sociedades de la Media Luna y Media Luna Roja, que tiene gente de todas partes del mundo haciendo un proyecto lindo.
“Retos y proyecciones”, parece una pregunta fácil, pero al mismo tiempo muy difícil, porque no creo que tenga una ambición concreta, no es mi manera de ser. No tengo una meta que diga que esto lo quiero conseguir en 5 años o en 10 años quiero hacer esto, “no funciono así, es un poco a ver dónde me lleva el viento”.
“Es un poco de dar lo mejor, dentro de las oportunidades que te van apareciendo, sacarle provecho. Y a veces, como se dice, hacer limonada cuando caen limones, pero no tengo una meta concreta. Eso es una realidad, ver donde te lleva el viento”, expresó.
“Quizás hay un elemento de cosas que quiero hacer, más bien, cómo poder abrir las puertas a otras personas para que también consigan lo que quieran. Llega un momento en que uno piensa, qué puedo hacer para apoyar a otros. He conseguido lo que he conseguido, porque otras personas me apoyaron a mí, entonces, quisiera poder regresar ese favor”, detalló Lucía durante su entrevista con este medio.
“Estar ahí para aquellas otras personas -reiteró- que necesitan un empujoncito y poder dárselos, entonces sí, ese tema de mentoría y dentro de todo lo posible, señala como parte de lo que le agradaría hacer en años venideros”.
“Apoyar a las nuevas generaciones, a personas que quieran realizar este tipo de cosas, eso es un deseo de lo que quisiera hacer en los próximos años”, acotó. Agregó que parte de su familia está en Panamá, pero reside con su esposo en Suiza.
En un mensaje a otras mujeres, planteó que hay que asumir liderazgos, “no dejarse vencer por el fracaso, porque va a estar ahí. Y cuando se es mujer te lo tiran encima muy fuerte”.
Como ejemplo mencionó, que un hombre se puede equivocar y le dan otras oportunidades, pero que cuando una mujer se equivoca, lo ven como una afirmación de que no puede, pero “hay que ser testaruda”, afirmó.
Mnecionó que en el camino se encontrarán con gente que “va a dudar de ti, incluso peor, que ni siquiera te va a determinar y al final, lo que hay que hacer, es aprender a ignorarla y si las situaciones lo permiten, demostrarle cómo está en el error, con un poco de ironía y sentido del humor”.
Expresó que “es impresionante, como esta combinación sirve para desarmar a aquellas personas que te quieren intimidar o que no te quieren tomar en cuenta, porque esperan que las personas se pongan tristes, se sientan derrotadas o inclusive reaccionan con agresividad, pero si se enfrentan con sentido del humor se desarman y no saben qué hacer”.
Opinó que, “aunque se esté furioso o triste por dentro, no hay que demostrarlo, sino hacer ver -con sentido del humor e ironía- que la otra persona está en error. Hay que tratar de encontrar eso”.
Cree que son esas las cosas que le han funcionado mejor, en esos momentos difíciles, pero resaltó que se debe confiar en uno mismo y ser un poco testarudo. Importante, “no dejar que te buleen, como dicen en inglés, porque los vas a encontrar y hay que aprender a lidiar con eso, no hay otra”.
Aconsejó “no tener miedo a los retos, sirve un poco para descubrir la belleza de la aventura y la belleza de no saber qué te viene después, porque la sorpresa es linda, te llena de energía, te anima. Y es lo que, al menos a mí, como mujer, me ha ayudado de alguna manera a sopesar esos temas”.
Al final, advirtió que “el sentido del humor, la testarudez para confiar en uno mismo y sentir confianza en lo que uno está haciendo e ignorar a los demás, son parte de ese aprendizaje”. Como una recomendación a las mujeres, sugirió que, “con honestidad y responsabilidad, se puede avanzar y afrontar retos”.
Por otro lado, y en contraposición a situaciones que se presentan en las experiencias laborales, manifestó que “siempre se van a encontrar a personas dispuestas a abrirles las puertas, hombres y mujeres, ahí no va haber diferencia”.
Recomendó “buscarlas, prestar atención, porque por ahí están, y siempre hay alguien dispuesto a ayudarte, a darte una mano para que pueda uno conseguir un poco lo que quiere y, prepararse, estudiar y dar lo mejor. Siempre no tenerle miedo a no estar preparado, sino tenerle miedo a no querer prepararse, que es distinto”.
Expuso que uno puede empezar un trabajo, y no siempre saber lo que hay que hacer, “pero hay que ponerse a estudiar y analizar lo que hay que hacer y dar lo máximo de uno”. Añadió “la buena voluntad y ser honesto, porque hay que conseguir la confianza de los demás y la única manera de conseguirlo es con honestidad”.
Señaló que hay gente que logra muchas cosas manipulando, jugando, y si lo consigue de la misma manera, “pero es lindo cuando la gente te da una mano para seguir adelante, es mucho más agradable, como calidad de vida”, reafirmó Lucía Lasso.