Este 24 de enero se conmemoró la tercera edición del Día Internacional de la Educación, proclamado por la Organización de las Naciones Unidas.
La Educación es un derecho humano que forma a las personas competentes, solidarias y capaces de afrontar la vida. Es una responsabilidad colectiva y un gran reto en tiempo difíciles.
Ayer se celebró el Día Internacional de la Educación, proclamado por la Organización de las Naciones Unidas para concienciar sobre su importancia para el desarrollo, prosperidad y paz. Esta vez es diferente por la pandemia, pero sin restarle importancia. Con mayor razón debemos exaltarla, pues las actuales circunstancias han llevado a su replanteamiento, pero con los mismos objetivos.
La educación nos abre horizontes para alcanzar nuestras metas, pues nos prepara personal y profesionalmente.
Hemos entrevistado a la profesora Vielka Morales, docente destacada por la comunidad y estudiantes. Es una espléndida educadora, abogada y empresaria.
ENS: ¿En qué influye la educación en las personas?
Entrevistado: La educación influye en el crecimiento personal y profesional del individuo. A medida que la persona se va educando, va creciendo. Además, su panorama o su vista hacia el mundo cambia. Ya no es como cuando éramos niños, ya no es como cuando éramos adolescentes, ya entonces, adquirimos una madurez para enfrentar la vida de muchas formas, para fortalecernos en las debilidades.
En cada proceso donde nosotros, por motivo de la vida, hayamos caído, la educación nos enseña que hay que pararse y seguir adelante. Además, la educación de las personas influye mucho en sus metas, porque el ser sin educación, generalmente, no se pone metas ni objetivos de vida. Sin embargo, cuando nosotros entramos en ese mundo de educarnos, vamos creando proyectos de vida que vamos a ir alimentando.
La buena relación entre padres, hijos y docentes es esencial en el propósito común de educar, donde debe preponderar siempre la confianza y el respeto. Debemos fortalecer los lazos entre el hogar, el colegio y los docentes.
También conversamos con el Prof. Carlos Bravo, un ejemplar padre de familia, quien ha laborado por 37 años en una entidad educativa que inculca altos valores cristianos y morales. Ha trabajado con docentes y estudiantes de diferentes generaciones.
ENS: ¿Cómo piensa usted que ha incidido en el aprendizaje de sus hijos la interacción entre el estudiante, docente y padre de familia?
Entrevistado: Primeramente, agradezco a EnSegundos la entrevista. Mi caso es especial, ya que mis hijos se graduaron donde laboro, y los maestros y profesores son mis compañeros de trabajo, por lo que hay un alto nivel de confianza y mucho respeto.
La comunicación entre los docentes y padres de familia es importante, así mismo el respeto y la confianza, lo cual incide en el aprovechamiento y educación de los estudiantes. De esta forma, en caso de requerirse algún apoyo, la situación se puede atender de forma inmediata y superar satisfactoriamente las dificultades que se presenten en el proceso del aprendizaje.
Qué bonito es llegar a una institución, a una empresa privada o pública, y ver que la persona que te va a atender es un profesional egresado del lugar donde tienes tantos años de trabajar. Que él, ese estudiante que tú viste crecer, te atienda con tanta amabilidad y profesionalismo, que te abra las puertas, eso nos llena de satisfacción, ver que el trabajo se ha cumplido.
Ojalá las próximas generaciones sigan ese patrón de educarse, de estudiar, de buscar, de transformarse, de ir creciendo con la nueva tecnología, para que este país, poco a poco, pueda ir cambiando y sus profesionales también vayan cambiando, y comprendiendo que estamos para servir.
Esta es la tercera edición del Día Internacional de la Educación y el tema es “Recuperar y revitalizar la educación para la generación Covid-19”, tiempos en que los centros de estudios, docentes, estudiantes y padres de familia, en fin, toda la sociedad, se ha visto afectada, pero que unidos se esfuerzan para que esta sea continua.
Siempre habrá dificultades, pero se recordarán las frases y el apoyo de quienes contribuyeron, de una manera u otra, a formarnos y a recuperarnos.