Consultado sobre cómo imagina su propia muerte, Francisco respondió: “Siendo papa, ya sea en ejercicio o emérito. Y en Roma. A la Argentina no vuelvo”.
El papa Francisco se imagina que morirá en Roma, siendo pontífice, y que no regresará a vivir a Argentina, su país natal, según una entrevista incluida en el libro “La salud de los papas”, cuyo anticipo divulgó este sábado el diario La Nación, de Buenos Aires.
En el encuentro con el periodista y médico argentino Nelson Castro que tuvo lugar en el Vaticano en febrero de 2019, el papa asegura que piensa en la muerte, pero no le teme.
Consultado sobre cómo imagina su propia muerte, Francisco respondió: “Siendo papa, ya sea en ejercicio o emérito. Y en Roma. A la Argentina no vuelvo”.
Con esta respuesta concluye el libro “La salud de los papas. Medicina, complots y fe. Desde León XIII hasta Francisco”, que sale a la venta el próximo lunes en Argentina.
“Es un libro histórico, atrapante y único. Histórico, porque todo lo que se cuenta es cierto y documentado; atrapante, porque es una historia que supera cualquier ficción y único porque, por primera vez, un papa habla de su salud con la claridad que lo hizo Francisco”, afirmó el autor.
En la larga entrevista, Francisco, nombre que tomó cuando fue electo papa en 2013 el entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio, dijo que no extraña a su país. “No, no la extraño [a Argentina]. Viví allí 76 años. Lo que me aflige son sus problemas”, sostuvo el pontífice de 84 años.
Al referirse a episodios de su salud, aclaró que no le falta un pulmón, pero que en 1957 fue operado para extirparle el lóbulo superior del pulmón derecho, donde tenía tres quistes.
La afección no le dejó secuelas. “La recuperación fue completa y nunca sentí ninguna limitación en mis actividades”, sostuvo.
Nacido en Argentina, considerado uno de los países con mayor proporción de psicólogos y psicoanalistas por habitante, contó que acudió a una psiquiatra durante la dictadura (1976-1983), cuando era provincial de los jesuitas y tuvo que “llevar gente escondida para sacarla del país y salvar así sus vidas”.
“Durante seis meses, la consulté una vez por semana”, revela el papa. “Me ayudó a ubicarme en cuanto a la forma de manejar los miedos de aquel tiempo. Imagínese usted lo que era llevar una persona oculta en el auto —solo cubierta por una frazada— y pasar tres controles militares en la zona de Campo de Mayo [ndlr: el mayor cuartel militar argentino]. La tensión que me generaba era enorme”.
Francisco habló también de sus neurosis, a las que describió como de ansiedad y de tristeza.
“A las neurosis hay que cebarles mate [ndlr: tradicional infusión rioplatense]. No solo eso, hay que acariciarlas también. Son compañeras de la persona durante toda su vida”, afirmó.