En 2020, los analistas financieros varones ganaron en promedio un 17% más que sus homólogas mujeres. Las mujeres tienen que trabajar más duro que los hombres y ser irreprochables para ascender.
Las fotos de pin-up y las bromas de mal gusto fueron habituales durante años en las salas de operaciones bursátiles, pero el mundo de las finanzas se ha abierto poco a poco a las mujeres, un cambio simbolizado por la llegada de Jane Fraser al frente del banco Citigroup el lunes.
Su ascenso a la jefatura de una de las empresas más importantes de Wall Street “es una etapa simbólica”, celebra Lorraine Hariton, directora de Catalyst, una organización que trabaja para promover el papel de las mujeres en el mundo laboral. “Pero aún queda un largo camino por recorrer”, añade.
Las cifras le dan la razón. En 2019, las mujeres representaban más del 50% de los asalariados del sector de los servicios financieros en Estados Unidos, pero sólo el 22% de los directivos -dejando a un lado los puestos más altos-, según un informe de la consultora Deloitte. Según la tendencia actual, esta cifra sólo alcanzaría el 31% en 2030.
En 2020, los analistas financieros varones ganaron en promedio un 17% más que sus homólogas mujeres.
Las mujeres tienen que trabajar más duro que los hombres y ser irreprochables para ascender, contaron varias de ellas a la AFP.
Los empleos más prestigiosos y más lucrativos, como los banqueros de inversión y los operadores por cuenta propia, siguen siendo un territorio de hombres blancos.
“Por cada Jane Fraser hay cientos, miles de mujeres que tienen las competencias” necesarias, señala Muriel Wilkins, de la consultora para gerentes Paravis Partner. “Pero ¿acaso se les da la oportunidad de avanzar?”, se pregunta.
Las cosas empiezan a cambiar
– Red de mujeres –
Tras vagas promesas sobre la necesidad de diversificar las contrataciones, se ha ido imponiendo una verdadera reflexión sobre el papel de las mujeres.
“Poco a poco, veo a directivos que piensan en lo que significa tener equidad en sus empresas (…) y que se preguntan qué estructuras pueden poner en práctica”, cuenta Wilkins.
En JPMorgan Chase, el mayor banco estadounidense en cuanto a activos, existe desde hace tiempo una red informal de mujeres. En 2013, las directivas de mayor rango en la empresa empezaron a celebrar, durante visitas a sucursales del establecimiento, reuniones solamente con mujeres para escuchar sus problemas.
El director ejecutivo del banco, Jamie Dimon, quiso formalizar esas iniciativas y creó en 2018 el programa Women on the Move (mujeres en movimiento), cuenta su responsable, Sam Saperstein.
“Esto nos permitió renovar los programas de recursos humanos y las formaciones”, explica.
Women on the Move organizó, entre otras cosas, un programa de desarrollo de carrera, abierto a todas las mujeres de la compañía.
– Formación –
Para permear en la fortaleza de la gestión de carteras, un ámbito casi exclusivamente masculino, la organización Girls who Invest (chicas que invierten), fundada en 2015, se fijó como objetivo lograr que 30% del dinero invertido en el mundo en 2030 sea gestionado por mujeres.
Según la asociación, estas sólo representan el 6% de los directivos en las compañías de capital riesgo y el 3% en los fondos especulativos.
La organización quiere demostrar que, pese a la creencia popular, las mujeres sí sienten interés por el sector financiero y que basta con ir a buscarlas.
Girls who Invest recorre los campus universitarios para reclutar a estudiantes, formarlas y proponerles prácticas en empresas.
“El sector cambió mucho en los últimos cinco años”, afirma la directora de la organización, Katherine Jollon Colsher. “Cada vez más empresas cuentan con un 50% de mujeres entre sus nuevas contrataciones y tratan de conservar ese porcentaje en los niveles más altos”, dice.
“Medir los progresos y obligar a los directivos a rendir cuentas es un elemento primordial” en la promoción de las mujeres, considera Lorraine Hariton, de Catalyst.
Michael Corbat, el predecesor de Jane Fraser en Citigroup, fue uno de los primeros del sector en publicar las estadísticas sobre la diversidad en su empresa.
También es clave, según Hariton, que las compañías creen medidas de apoyo, ya sean programas de padrinazgo o de licencias por maternidad.