En ocasión de la Semana Mayor, se muestra la obra “El Nazareno Milagroso” de la artista panameña Gloria Fábrega.
En la Semana Mayor, la fe cristiana conmemora la Pasión de Cristo y busca la manera de escenificar tan grande y bello sacrificio.
A través del arte, que desde sus orígenes ha estado ligado a la religión, y de la genialidad de la expresión para, así, entrelazar la espiritualidad con la belleza, evocamos momentos de sensibilidad para muchos creyentes.
El arte religioso ilustra pasajes bíblicos, por lo que cobra auge en estas fechas en sus diferentes manifestaciones.
Hoy Jueves Santo, en el que se profundiza el misterio de la Pasión de Cristo, tenemos una entrega especial, la pintura en acrílico sobre lienzo de “El Nazareno Milagroso”, de la artista panameña Gloria Fábrega.
La pintora y escultora nos compartió sobre su inspiración y describió la composición de tan significativa obra.
“Una mañana desperté con la inspiración del Cristo Negro de Portobelo, imagen de tez morena, con cabellos negros, venerada por sus milagros en la Iglesia San Felipe de Portobelo”.
La devoción del pueblo panameño ha sido manifiesta en ese templo parroquial de la ciudad de Colón, el cual es un monumento histórico nacional.
Fábrega sintió el llamado de emplear su talento para un mensaje profundo, y lo manifestó.
“Mi propio espíritu me llevó a plasmar la obra, buscando que el personaje que representa, Jesucristo, llamara la atención del espectador y le transmitiera un mensaje que lo hiciera reflexionar y analizar”.
Los elementos plasmados en su creación muestran la aceptación amorosa del gran Rey, lo cual nos describió así:
“El está aferrado a un madero que representa el instrumento de ejecución, así como las espinas de la corona traspasando su frente y cabeza. Un paisaje en el fondo desolado, desértico, arenoso, pedregoso, con árboles secos, busca la contemplación y reflexión del público”.
La obra denota un contraste de sentimientos y emociones, explicados por la creadora de la siguiente manera:
“Quise plasmar a Jesucristo, doliente y sufrido; pero que, a la vez, lo podemos apreciar tierno, dulce, suave y amoroso”.
Fábrega nos habló sobre la combinación de colores que empleó como recurso expresivo.
Dijo que, “se buscó balance y se utilizaron colores cálidos en el paisaje celestial que se encuentra en el fondo. La imagen de Cristo crea una sensación de profundidad en la composición entre el modelo y el espectador. El punto focal de la composición se presenta del lado izquierdo del bastidor en la imagen del Nazareno, la cual ejerce una fuerte atracción a los ojos del espectador buscando transmitir sensibilidad humana”.
La Semana Santa es un tiempo para reflexionar, aún más, en el momento difícil que vivimos, pero que nos enseña tanto cada día.
“Todos los cristianos debemos cumplir con el propósito para el cual Dios nos creó; desechar todo lo que sea contrario a su voluntad. Jesucristo se convierte en nuestro cirineo y nos ayuda en nuestras cargas, pero tenemos que tener en cuenta que entre más amor, menos carga, y eso también lo representa la pintura arriba descrita”, explicó la pintora Fábrega.
“Nuestro compromiso -precisó la entrevistada- debe significar tomar nuestra cruz cada día, no perder nunca la esperanza y recordar que es un símbolo preciado para todos los cristianos de expiación, perdón, gracia, y, sobre todo, un símbolo de amor”.
Fábrega culminó haciendo referencia a la esencia de la vida cristiana, resumiendo a Juan 3:3-7. “Morir a sí mismo da paso a una nueva vida”.
