Demasiado repetitiva y amenazadora para los campeonatos nacionales: para los aficionados europeos y sus representantes, la reforma de la Liga de Campeones de fútbol, susceptible de ser adoptada el lunes, corre el riesgo de hartar a su público tradicional, dando prioridad al aspecto económico.
“No se puede vender cualquier cosa a los aficionados”, se enfada Ronan Evain, coordinador de Foot Supporters Europe (FSE).
Los aficionados alemanes, muy apegados a las tradiciones del fútbol, se oponen ferozmente. En el duelo de octavos de final de Champions entre Borussia Dortmund y Sevilla, una pancarta gigante estaba presente donde se sienta el célebre grupo de aficionados Muro Amarillo: “Stop UCL Reforms!” (“¡Detengan la reforma de la Champions!”).
“A mí, personalmente, no me gusta nada”, afirma, por su parte, Antonio Armero, socio del Real Madrid desde 1985 y miembro de la influyente peña “La Gran Familia”.
“Entiendo que los grandes clubes quieren este tipo de competiciones porque puede generarles más beneficios. Pero, se está mercantilizando tanto el fútbol que su esencia como tal se la están cargando”, añade este aficionado merengue.
Muchos aficionados contestan la posibilidad que podría ser ofrecida a algunos clubes de clasificarse en virtud de su historia en competiciones UEFA cuando no hayan obtenido un billete a través de su campeonato, una situación amenazante esta temporada para Liverpool o Borussia Dortmund, por ejemplo.
Muchos señalan también, como Ronan Evain, “la hiperconcentración” de la Champions, “con algunos clubes o países, que ganan siempre la competición, lo que la hace cada vez más restringida y menos europea”.
– “En detrimento de las ligas” –
“La única manera de compensar sería permitir a varios países clasificar a sus representantes, (…) que deben pasar en la actualidad por la fase de clasificación”, añade el coordinador de FSE, citando los casos de los campeones de Escocia, Dinamarca o Serbia actualmente obligados a jugar repescas.
La formula que se diseña se hace también “en detrimento de las ligas nacionales”, escribe “Unsere Kurve” (“Nuestra tribuna”), que agrupa a asociaciones de aficionados de varios grandes clubes alemanes.
Para Sig Zelt, portavoz de la alianza ProFans, la reforma “va a ampliar más el foso entre les clubes internacionales y el resto en las ligas nacionales, y eso convertirá a estos campeonatos nacionales en menos interesantes”.
“Tantos partidos, tantos equipos, van a amenazar a las competiciones domésticas”, señala Antonio Armero. “Esta reforma va a afectar a los clubes más pequeños”, añade.
La fórmula llamada “suiza” que se diseña, un gran grupo de 32 o 36 equipos con diez partidos para cada club, por tanto no contra todos los rivales, tiene también “un problema de legibilidad”, afirma Ronan Evain.
“La UEFA está convencida de que esto va a permitir reducir el número de partidos sin nada en juego, pero no estoy convencido”, añade.
La multiplicación de los partidos entre los grandes de Europa podría también depreciar estos encuentros. “Multiplicar los Bayern-Real Madrid va a disminuir el valor intrínseco de cada partido”, lamenta Ronan Evain.
– “Clientela cautiva” –
“Sobre un período de cinco o diez años, el número de clubes diferentes en la fase de eliminación directa está en caída libre, todos los partidos van a terminar pareciéndose”, añade.
Los aficionados han entendido bien que la amenaza lanzada por algunos clubes (Real Madrid, los dos Manchester, Juventus…) de una Superliga privada empujaba a la UEFA a reformar su competición mayor de clubes.
“La UEFA quiere hacer todo para salvar los muebles, por miedo a perder a los grandes clubes”, resume Jonathan Partula, aficionado del París SG.
Para Kevin Miles, director ejecutivo de la Football Supporters’ Association (FSA) inglesa, si la UEFA quiere “parar los proyectos de Superliga europea disidente, la alternativa propuesta por ésta no ofrece nada más a los aficionados que pasos más pequeños sobre el mismo mal camino”.
Por último, Ronan Evain destaca que los dirigentes del fútbol, obnubilados por la conquista de nuevos mercados, están tal vez demasiado confiados respecto a su “clientela cautiva”.
“Piensan que el público va a continuar invirtiendo dinero en su equipo pase lo que pase”, explica. “Si corriendo detrás de un nuevo público se pierde a los consumidores más fieles, ¿qué queda?”