El IPC de Estados Unidos registró su mayor subida, tanto mensual como interanual, desde 2008, según datos publicados el martes por el Departamento de Trabajo.
La inflación aumentó un 5,4% desde junio de 2020, y un 0,9% desde el mes pasado. Tasas mucho más altas de las pronosticadas, ya que los analistas esperaban que la inflación mensual se situara en un 0,5%, frente al 0,6% de mayo.
Muchos economistas aseguran que la subida de los precios se ralentizará en los próximos meses. Algunos incluso esperaban que el pico se hubiera alcanzado el mes pasado.
Al igual que en mayo, los precios de la gasolina y de los coches usados subieron con especial intensidad en junio, un 45,1% y un 45,2% respectivamente en un año.
En la primavera de 2020, las primeras medidas de contención habían provocado el desplome de algunos precios. La demanda de coches usados se disparó con la llegada de la recuperación económica en Estados Unidos, ya que las empresas de alquiler de vehículos están reconstruyendo sus flotas tras la pandemia, pero también por la escasez de semiconductores que está frenando la producción de coches nuevos.
La inflación subyacente, la que excluye los precios volátiles de los alimentos y la energía, fue del 4,5% interanual, su mayor subida desde noviembre de 1991, según dijo el Departamento de Trabajo.
El aumento mensual de la inflación subyacente fue de un 0,9%, más que el 0,7% de mayo.
Los ojos están puestos en el banco central estadounidense (Fed) desde hace varios meses, y en si actuará para evitar que los precios suban demasiado.
Pero sus funcionarios quieren que la inflación se sitúe por encima de su objetivo del 2% durante “un tiempo” y que se alcance el pleno empleo antes de intervenir.
“Creemos que este será el pico de la tasa anual de inflación”, dijo en un análisis Kathy Bostjancic, de Oxford Economics, pero “los aumentos de precios derivados de la reapertura de la economía y los cuellos de botella de la cadena de suministro mantendrán la tasa de inflación elevada”.