Los talibanes tomaron el control de casi todo Afganistán con la conquista de Kabul el pasado 15 de agosto, y desde entonces se espera el anuncio de quiénes serán los próximos dirigentes del país, algo que ocurrirá en los próximos días, según los islamistas.
Los talibanes cumplieron este domingo tres semanas en el poder de Afganistán y todavía no han anunciado la formación de su nuevo Gobierno, mientras la población afgana trata de volver poco a poco a la normalidad en medio de las advertencias de organizaciones de derechos humanos de la crisis humanitaria a la que se enfrenta el país.
Los talibanes tomaron el control de casi todo Afganistán con la conquista de Kabul el pasado 15 de agosto, y desde entonces se espera el anuncio de quiénes serán los próximos dirigentes del país, algo que ocurrirá en los próximos días, según los islamistas.
“Los preparativos para el anuncio del nuevo gobierno y gabinete están en marcha”, escribió hoy en su cuenta de Twitter el subjefe de la comisión cultural de los talibanes, Ahmadullah Wasiq.
TÍMIDO DESPERTAR
A la espera de la formación de un nuevo Ejecutivo, en el que los talibanes garantizaron que será “inclusivo” y en el que todas las etnias y tribus del país estarán representadas, el país trata de volver tímidamente a la normalidad.
Así, los talibanes anunciaron ayer la reanudación de los vuelos nacionales, paralizados desde la victoria talibán el pasado 15 de agosto, y que solo operó entonces vuelos de evacuación hasta el pasado lunes, fecha en la que salieron del país las últimas tropas estadounidenses.
Esta es una de las promesas de los talibanes, después de que el aeropuerto de Kabul dejase escenas de miles de afganos concentrados en sus puertas para tratar de subir a un vuelo de evacuación internacional y muchos países advirtiesen de que no iban a poder sacar a todos los civiles que tenían previstos.
Aunque por el momento solo se han reanudado los vuelos nacionales, las aerolíneas esperan volver pronto a la normalidad y empezar a operar aviones privados e internacionales.
Además, la formación islamista anunció ayer también la reapertura de Shahzada, la bolsa de valores más grande del país.
Unos pocos bancos de la capital afgana también se encuentran operativos, lo que ha provocado que se formen largas colas en las que hay que esperar horas para sacar un máximo de 200 dólares a la semana, un límite que ha sido impuesto por las autoridades para hacer frente a la crisis de liquidez que afronta el país.
Las tiendas de alimentación y los principales mercados comerciales están abiertos, aunque apenas reciben clientes debido a la frágil situación económica; por su parte, los sectores de la salud, la seguridad y el transporte público siguen funcionando en el país.
Y mientras las escuelas primarias para niños están operativas, la mayoría de establecimientos e instituciones públicas y las escuelas de secundaria para niños y niñas permanecen cerradas desde la conquista de los talibanes.
DERECHOS HUMANOS
En medio de esta tímida reapertura de servicios, varias organizaciones de derechos humanos advirtieron hoy que la falta de un Gobierno en el país está agravando la crisis humanitaria que arrastra Afganistán desde hace décadas.
“Tras tres semanas, todo el sistema en Afganistán está paralizado. Los talibanes carecen de capacidad y conocimientos para dirigir un país. Pensaron que Afganistán es la misma de 1996, cuando asumieron el poder. No lo es”, denunció hoy en su cuenta de Twitter la directora adjunta regional de Amnistía Internacional (AI), Samira Hamidi.
La activista afirmó que el país vive una grave crisis humanitaria, con civiles sin trabajo ni salarios y en donde muchos tienen que vender sus pertenencias para poder comprar alimentos, que pronto empezarán a escasear, y señaló que la falta de un gobierno en el país dificulta las labores humanitarias, ya que “las oficinas gubernamentales, las oenegés y organizaciones de mujeres siguen cerradas”.
En este sentido, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) informó hoy en su cuenta oficial de Twitter que “los mercados, los sistemas de transporte local y muchas clínicas privadas no son completamente funcionales” en la provincia de Khost, situada en el este de Afganistán.
“No hay noticias sobre quién hará qué. No hay noticias sobre una Constitución, leyes, o estructuras (…) la gente quiere normalidad”, defendió Hamidi.