Por parte de las autoridades, deben estudiar las características de los terrenos, sobre todo, cercanos a ríos, quebradas, laderas y cerros. En base a ese estudio, definir las áreas propensas a inundaciones o derrumbes.
En el mes de noviembre del 2020, la provincia de Chiriquí fue azotada por dos fenómenos naturales. Primero la tormenta tropical Eta y después Iota.
Los daños causados fueron enormes. Perdimos valiosas vidas humanas, caminos, residencias, tendidos eléctricos. El área de mayor impacto fue en tierras altas, pero el caudal del Chiriquí Viejo, que nace en aquella región, dejó sentir sus efectos a lo largo de su recorrido, inundó las tierras bajas, hasta su desembocadura en La Boca de Los Espinos.
En este mes de noviembre del 2021, podemos sentir el cambio hacia la temporada seca, con mañanas frescas y atardeceres con tonos ocres.
A pesar de esos cambios notorios, el río Jacú y su afluente, la Quebrada de Las Azules, han aumentado sus caudales a tal grado que, afectaron varias casitas. Sus residentes fueron sorprendidos por la crecida repentina.
Estos hechos deben servir para reflexionar acerca de lo que debemos hacer, a nivel de autoridades y a nivel de personas.
Por parte de las autoridades, deben estudiar las características de los terrenos, sobre todo cercanos a ríos, quebradas, laderas y cerros. En base a ese estudio, definir las áreas propensas a inundaciones o derrumbes, para emitir las ordenanzas que se requieran para que no se establezcan viviendas ni centros laborables.
En cuanto a las personas, que aprendan a vivir con el entorno. Hay lugares planos, como los Llanos de San Pablo, donde se pueden construir viviendas a nivel del suelo.
En Cuervito, en plena zona baja del área fronteriza, las casas eran de tambo, construidas sobre pilotes, como a 3 pies del suelo. Eso permitía una mejor ventilación en ese medio tan húmedo y servía para prevenir en caso de que el río Cuervito tuviese alguna crecida repentina.
No me explico cómo se les ocurre ahora construir viviendas, en áreas cercanas a los ríos, con casas a ras del suelo. Creo que, si hubiesen consultado con sus abuelos o alguna persona mayor de la comunidad, se podrían haber ahorrado esos sustos y pérdidas.
Aún estamos a tiempo de prevenir futuros eventos negativos, si aprendemos a vivir en este magnífico entorno natural.