El centro, que recibió una subvención federal de casi medio millón de dólares, tendrá acceso a una base de datos nacional y está diseñado para facilitar que el Departamento de Policía de Fort Lauderdale (FLPD) trabaje con el FBI.
La ciudad de Fort Lauderdale, en el sureste de Florida (EE.UU.) anunció ayer martes haber recibido un fondo federal, con el fin de poner en marcha el denominado Centro de Inteligencia sobre Armas de Crímenes de Aplicación de la Ley (CGIC), para poder combatir el significativo aumento de la violencia con armas de fuego en esa urbe.
En una conferencia de prensa, el jefe de Policía local, Larry Scirotto, señaló que el nuevo centro utilizará la herramienta de Shotspotter, un sistema de detección de disparos por sensores que avisa a las fuerzas del orden, además de otro de recolección de casquillos de bala para ser comparados en una base de datos nacional.
“Lo que estamos tratando de hacer es vincular esa carcasa a la descarga de un arma de fuego de cualquier otro delito, ya sea recuperando evidencia de otros tiroteos y creando pistas de investigación a partir de ese análisis”, dijo Scirotto durante la conferencia de prensa.
El nuevo centro utilizará huellas dactilares balísticas, el patrón único de marcas de un arma de fuego que se deja en la munición descargada que sirve como herramienta forense, y se centrará en el área urbana de Fort Lauderdale donde ocurren aproximadamente el 40 % de los disparos, según se detalló.
El centro, que recibió una subvención federal de casi medio millón de dólares, tendrá acceso a una base de datos nacional y está diseñado para facilitar que el Departamento de Policía de Fort Lauderdale (FLPD) trabaje con el FBI, entre otras agencias federales del orden, así como con la Oficina del Fiscal del Estado del Condado de Broward.
Según datos de la fuerzas del orden locales, Fort Lauderdale (57 kilómetros al norte de Miami), experimentó un aumento del 51 % en incidentes armados de 2018 a 2020.
De acuerdo con la solicitud de los fondos federales para establecer el CGIC, las autoridades esperan, en el transcurso de tres años, “haber interrumpido este ciclo y mejorar la seguridad de nuestra comunidad”.
“Cualquier oportunidad que tengamos como ciudad para reducir la violencia armada mejorará la calidad de vida aquí en nuestra comunidad”, dijo el alcalde de Fort Laudardale, Dean Trantalis, durante la conferencia de prensa.
En Estados Unidos, aproximadamente el 38 % de los hogares tiene al menos un arma de fuego, y, según un estudio de las universidades Northeastern y Harvard publicado en abril pasado, el 73 % de sus poseedores son blancos, el 12 % latinos y el 10 % afroamericanos.
Las ventas legales de armas de fuego han estado aumentando de manera sostenida por una década y saltaron un 64 % en 2020 debido a la pandemia de la covid-19, las protestas contra la violencia policial y la percepción generalizada de una crisis social.