Los centros educativos no pueden continuar con el exceso de adoctrinamiento de gramática y dejar de lado la formación integral del discente en el empleo del lenguaje oral y del lenguaje escrito con eficacia, sobre todo en esta era de las computadoras.
El conocimiento esencial del idioma es el vehículo que conduce al estudiante por el camino del aprendizaje. Sin el dominio de él, nadie puede adquirir conocimientos. Entonces, el objetivo primordial de su enseñanza debe servir para preparar a los jóvenes panameños a emplear la lengua materna en situaciones reales de la vida, para aprender a aprender, para realizar investigaciones que requieren de análisis e interpretación, en vez de “copiar y pegar”, como hacen muchos estudiantes actualmente.
Después de 12 años de estudios, los estudiantes panameños deberían estar en capacidad no solo de entender las estructuras de la lengua materna, sino de utilizarla como el instrumento primordial para su formación académica.
Los centros educativos no pueden continuar con el exceso de adoctrinamiento de gramática y dejar de lado la formación integral del discente en el empleo del lenguaje oral y del lenguaje escrito con eficacia, sobre todo en esta era de las computadoras. El “gramaticalismo” causa el rechazo de muchos estudiantes hacia su propia lengua materna, hasta el grado de que muchos de ellos expresan sin preocupaciones que “odian el español” y la gramática. ¿Por qué ocurre esto? Simplemente porque los obligan a memorizar mucho y no les explican con sencillez las definiciones y los conceptos gramaticales que no entienden.
Este serio problema debe ser tomado en cuenta por los profesores de lengua porque los estudiantes necesitan sentir amor por su idioma, ya que les será dificultoso seguir aprendiendo cuando sean estudiantes del nivel universitario.
Cuando llegan a las universidades, muchas veces los muchachos no son capaces de redactar una oración o un párrafo con coherencia, después de 12 años inútiles de estudios de la lengua. Después de tanto tiempo, se espera, al menos, que una persona sea capaz de redactar de una forma adecuada. Pero no es así. Y se debe a que muchos profesores no les corrigen los errores ni les exigen emplear el idioma de forma más adecuada.
La siguiente anécdota, contada por una profesora universitaria, dará más luces sobre el problema: Un estudiante de primer año la universidad se quejó de que su profesora de Español le corregía palabras que en la secundaria jamás le habían censurado. De acuerdo con la profesora universitaria, el muchacho tenía confusión al escribir las palabras con c, s y z, y además cometía otros errores básicos. En este patético caso, le recomendó que comenzara a leer mucho si quería adquirir la destreza de aprender ortografía elemental, por lo menos, para superar su estado calamitoso.
En el nivel superior, el estudiante debe tener ya dominio de su lengua materna para poder enfrentar las labores de investigación, participar en charlas, en mesas redondas, contestar exámenes de ensayo (desarrollo), redactar monografías, cartas, ensayos y estar preparado para concluir su trabajo de grado con éxito, ya que muchas veces corregir un trabajo de graduación se convierte en un verdadero dolor de cabeza.
A las universidades les corresponde afianzar la enseñanza del Español con el ofrecimiento de cursos de redacción de ensayos, monografías, artículos y técnicas de investigación en vez de materias de Español general.
En conclusión, el problema de la enseñanza y del aprendizaje de la lengua materna se inicia en la escuela primaria y secundaria, continúa en la universidad y se perpetúa en la vida profesional, porque hoy en día muchas personas tienen dificultades para escribir una simple carta, un informe simple o cualquier otra comunicación que requiera su labor diaria.
De ahora en adelante, debemos cesar el lloriqueo de que más estudiantes de todos los niveles fracasan en Español cada año en este país y esforzarnos más para preparar mejores estudiantes y profesionales en todos los campos.