La suspensión de los carnavales ha levantado una gran cantidad de críticas de parte de los que desean, de todos modos, que se celebren las fiestas del rey “Momo” en el país. El Gobierno tiene el deber de proteger la vida de todos.
¡Enhorabuena! Las autoridades panameñas han dado en el clavo: No habrá celebración de los carnavales este año. La decisión significa que no se contagiarán más personas y, por ende, se salvarán más vidas durante los próximos meses.
La medida ha levantado una gran cantidad de críticas de parte de los que desean, de todos modos, que se celebren las fiestas del rey “Momo” en el país. Sin embargo, el Gobierno tiene el deber de proteger la vida de todos los que se encuentren viviendo en Panamá, ya sean nacionales o extranjeros, según la Constitución Política.
Ahora, bien, para que se cumplan las medidas se deben imponer fuertes sanciones a quienes no creen en las medidas salvadoras de bioseguridad. Quizás haya quienes argumenten que se violan los derechos humanos, pero no es así porque celebrar unos carnavales no significa que se vaya a cometer un genocidio; al contrario, es una forma de evitarlo.
Ningún tribunal, cuyos jueces estén en sus cabales, acogería una demanda que contraríe la decisión de salvar vidas. En todo caso, favorecerán las medidas de prohibición de parkings, bailes, cantaderas, conciertos, artistas en tarimas, culecos, mojaderas, tunas y todo otra actividad relacionada con las fiestas como las galleras, hierras, corridas de toro y lazos.
A pesar de que últimamente el covid-19 ha estado diezmando la población, muchos grupos de personas han estado protestando contra las medidas de bioseguridad impuestas contra la celebración de los carnavales, como si con ellas se les va la vida, como si estas fiestas quedarán eliminadas para siempre.
Preservar la vida humana es fundamental y por eso se deben cumplir las normas gubernamentales, pues la pérdida de población está llegando a ocho mil personas. La población panameña, en comparación con las de otros países más pequeños, no es numerosa y no sería ideal seguir desperdiciando vidas.
Es contradictorio saber que un pueblo tan religioso como el panameño a veces parece sentir desprecio por la vida con su actitud de poco me importa. Saben que las vacunas y las normas de bioseguridad son las únicas formas de mantener el covid-19 y sus variantes fuera de nuestras vidas.