El Código de Ética -precisó el Tribunal Electoral- consagra los principios y valores que forman la base de la cultura partidaria y constituye una guía para el comportamiento de los directivos, delegados o convencionales y demás miembros del colectivo en sus relaciones”.
Un instrumento normativo que sirve de guía para la elaboración del respectivo Código de Ética, el cual fue publicado en el boletín 5,001 del miércoles 2 de marzo de 2022, puso el Tribunal Electoral (TE) a disposición de los partidos políticos.
Según un comunicado emitido por el TE, “entre las disposiciones se instituye que los miembros del partido político deben regir su conducta con honradez, igualdad de oportunidades, respeto a la dignidad de las personas, derechos y libertades inherentes, solidaridad mutua, transparencia, liderazgo, militancia y compromiso con los principios y valores”.
De igual manera, la nota de prensa de dicha institución añadió que, “se establecen las disposiciones y principios generales, compromisos partidarios, deberes de los miembros del colectivo, candidatos y precandidatos, prohibiciones y régimen disciplinario”.
“Como ente encargado de promover la educación cívico-política, la cultura democrática y los principios y valores éticos, el TE instruye en la guía que se debe tener como principio el respeto a la doctrina del partido, proceder de acuerdo con la voluntad mayoritaria de los miembros, aceptar la inscripción de miembros sin discriminación, abstenerse de incurrir en actos de violencia o intimidación en contra de los integrantes del partido, promover la tolerancia política, no publicar acusaciones falsas o difamatorias, facilitar la participación y acceso equitativo a las mujeres, así como cooperar con las autoridades electorales en las investigaciones y procesos que se adelanten, entre otros”, agregó la comunicación oficial.
“El Código de Ética -precisó el Tribunal Electoral- consagra los principios y valores que forman la base de la cultura partidaria y constituye una guía para el comportamiento de los directivos, delegados o convencionales y demás miembros del colectivo en sus relaciones a lo interno y externo del partido. Tiene como objetivo garantizar un clima libre de violencia política, en el que predominen la justicia, la convivencia pacífica y el respeto a los valores y principios éticos dentro de los partidos políticos y durante los procesos electorales”.