Ya Panamá está saliendo de la pandemia y todavía es imprescindible reforzar la bioseguridad. Una manera de reforzarla es concluir con las obras de salud que brinden más seguridad a la población nacional.
La desidia, per saecula saeculorum, es una enfermedad grave que padecen desde hace muchos años las autoridades encargadas de llevar a cabo las obras necesarias para las comunidades, como los centros de salud, pero que nunca las concluyen.
Actualmente, esta enfermedad se manifiesta en el Policentro de Tocumen y el Hospital de Bugaba y otros, cuyas construcciones se encuentran abandonadas desde hace 10 años. Son obras que reclaman muchas comunidades de Tocumen y Bugaba, desde entonces, para resolver los problemas de salud que las aquejan.
¿Qué virus empantana las mentes de quienes tienen bajo su responsabilidad proveerle a la población panameña todos los instrumentos y tecnologías necesarias para que tengan una salud digna del siglo XXI?
Se ha perdido todo el sentido de humanidad de parte de ellos. En vez de destinar dinero a muchas necedades, deberían reiniciar las obras en estos centros de salud, pues se está malogrando lo que se ha construido hasta ahora.
Si el Gobierno decide meterles mano a estos proyectos, es probable que puedan salvarlos para el bien de los pobladores de Tocumen y Bugaba y otras áreas pobladas por muchas personas de escasos recursos, que los requieren urgentemente.
También hay muchas obras inconclusas desde hace años que requieren terminación, no importa qué gobiernos las haya programado. Lo que les importa a los habitantes de las comunidades es la atención y la responsabilidad que los funcionarios encargados de los diferentes proyectos que se han aprobado para resolver sus problemas diarios y que a veces solo sirven como paliativos.
Ya Panamá está saliendo de la pandemia y todavía es imprescindible reforzar la bioseguridad. Una manera de reforzarla es concluir con las obras de salud que brinden más seguridad a la población nacional. Aunque las autoridades de Salud hayan relajado las medidas, porque han disminuido los casos y las muertes, y permitirán fiestas, ferias y otras actividades de conglomerados, es necesario mantener el uso de cubrebocas, caretas y vacunarse. Dios nos proteja ahora y después de que termine la diseminación del terrible virus en el mundo.