Las medidas acordadas están muy por debajo de lo que pidió el presidente Joe Biden.
Dos terribles masacres en Estados Unidos en las últimas semanas han logrado que demócratas y republicanos estén cerca de alcanzar la legislación federal para abordar la violencia armada más importante en el país en tres décadas.
Veinte senadores, 10 de cada partido, llegaron a un acuerdo el domingo para aprobar una legislación que haría más estrictas algunas reglas sobre la venta de armas y dedicaría más recursos a los problemas de enfermedades mentales que contribuyen a los tiroteos masivos.
Los votos de 10 republicanos son suficientes para garantizar que esta nueva normativa pueda superar las reglas del Senado que desde la década de 1990 permitieron a ese partido bloquear casi todas las medidas destinadas a controlar la avalancha de armas de fuego en el mercado estadounidense.
Chris Coons, un senador demócrata que dirigió este esfuerzo bipartidista, dijo que la legislación podría presentarse a la Cámara Alta en días y posiblemente aprobarse a principios de julio.
“A raíz de los horribles tiroteos recientes en Buffalo, Uvalde y en todo el país, los estadounidenses han exigido que el Senado tome medidas significativas en este tema”, dijo Coons.
“Si se convierte en ley, esta iniciativa reducirá los riesgos de tiroteos masivos, de incidentes letales de violencia doméstica, de violencia que vemos con demasiada frecuencia en nuestras calles”, aseguró.
– Medidas modestas –
Las medidas acordadas están muy por debajo de lo que pidió el presidente Joe Biden a raíz de las matanzas en mayo de 10 afroestadounidenses en un supermercado en Buffalo, Nueva York, y de 19 niños y dos maestras en una escuela primaria en Uvalde, Texas.
Incluyen:
– Más verificaciones de antecedentes para personas menores de 21 años que compran un arma, lo que permite una revisión de antecedentes penales juveniles y de salud mental;
– Financiamiento e incentivos para que los estados aprueben reglas de “bandera roja”, que permiten mantener las armas fuera del alcance de personas consideradas un peligro para la sociedad;
– Sanciones más duras para los compradores de armas para otros, que alimentan el tráfico ilegal de armas de fuego;
– Cierre de lagunas legales en reglamentos para comerciantes de armas;
– Apoyo federal para inversiones estatales en seguridad escolar y programas de salud mental.
Pero estas propuestas están lejos de lo que quieren los defensores del control de armas, que buscan una prohibición total de los rifles de asalto (vigente entre 1994 y 2004), una prohibición de la venta de armas a personas menores de 21 años, períodos de espera obligatorios en todas las compras de armas, y prohibiciones de ventas de cargadores de alta capacidad.
Los tiroteos de Buffalo y de Uvalde fueron cometidos por jóvenes de 18 años que usaban rifles de asalto estilo AR-15 de alta potencia.
– Estrecho margen político –
Pero cualquier logro que se obtenga con la legislación podría verse afectado por un fallo de la Corte Suprema esperado antes de fines de junio que podría revocar las restricciones estatales sobre el porte de armas en público.
Aun así, los defensores del control de armas reconocieron el potencial de un cambio histórico.
“Aplaudimos este paso histórico para la prevención de la violencia armada”, dijo Kris Brown, presidente del grupo “Brady: United Against Gun Violence”.
“Se está rompiendo el atasco en el Congreso y demostrando que la seguridad de las armas no es solo una buena medida política, es buena política”, opinó Shannon Watts, partidaria de “Moms Demand Action”.
Pero saben que la nueva legislación puede fracasar si menos de 10 de los 50 republicanos en el Senado la apoyan.
A su favor está el hecho de que ninguno de los 10 republicanos que llegaron al acuerdo el domingo buscará renovar su mandato en las elecciones legislativas de noviembre: Cuatro se jubilan, cinco no se enfrentarán a la reelección hasta 2026 y otro recién lo hará en 2024.
La Asociación Nacional del Rifle (NRA), que ha ejercido una poderosa influencia sobre los republicanos durante décadas, está en contra.
“La NRA continuará oponiéndose a cualquier esfuerzo para insertar políticas de control de armas”, dijo el grupo.
David Hogg, líder del grupo contra la violencia armada “Marcha por nuestras vidas”, y él mismo sobreviviente del tiroteo en una escuela, pidió acción para contrarrestar la presión política de la NRA.
“Vamos a necesitar que muchos dueños de armas hablen y les hagan saber a estos senadores republicanos que los respaldan, que la NRA habla solo por la NRA y no por la mayoría de los dueños de armas responsables y votantes”, dijo.