La agricultura sostenible se caracteriza por ofrecer una mayor protección medioambiental y con ella se busca la eficiencia agrícola, además del bienestar económico y la salud pública en entornos rurales.
En Panamá, la agricultura se desarrolla con bajos niveles de sostenibilidad ambiental lo que limita las posibilidades de mejora productiva, y pone en riesgo el futuro del sector; de acuerdo con el proyecto de innovación agropecuaria sostenible e incluyente que llevan a cabo el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) y el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (IDIAP).
De hecho, el Índice de Desempeño Ambiental de Panamá es bajo en las variables “Agricultura” (25,6/100) y “Pérdida de cobertura arbórea” (33/100).
Además, los impactos económicos del cambio climático en las últimas tres décadas ascienden a unos US$3.500 millones de dólares, siendo los sectores productivos, infraestructura y agricultura los más afectados.
En este sentido, es fundamental lograr el cambio en las actividades agropecuarias, ya que se desarrollan con prácticas de monocultivo, laboreo intensivo del suelo, uso masivo de agroquímicos, limitada gestión orgánica de la fertilidad del suelo y sobrepastoreo, lo que impacta negativamente en los servicios ecosistémicos que son clave para la producción agropecuaria y, por ende, para la seguridad alimentaria.
La importancia del apoyo de expertos
Harrisburg University (HU) llegó a Panamá para atender a la región latinoamericana y su necesidad con respecto a la formación en carreras STEM (aquellas que se relacionan con ciencias, tecnología, ingeniería y matemática, por sus siglas en inglés).
Esta casa de estudios es un centro de investigación pionera que se enfoca en la innovación tecnológica y el avance profesional. Tiene como base la innovación, factor clave que hace girar al mundo y que puede cambiar vidas.
Uno de los espacios clave para el desarrollo de la región latinoamericana es el sector agrícola. Por ello, HU busca aportar a la transformación de los sistemas agroalimentarios, a través de los avances tecnológicos, el manejo del cambio climático y las nuevas realidades sociales.
El desafío es encontrar maneras concretas de incidir en el sentido, contenido, dirección y velocidad de estos cambios para maximizar sus beneficios y mitigar sus costos. A través de su Centro de Agricultura Avanzada y Sostenibilidad (CAA) pretende apoyar la adopción de enfoques tecnológicos para métodos agrícolas sostenibles y localizados.
El CAA de Harrisburg University busca que estudiantes, profesores y socios de la industria colaboren en torno a las innovaciones en el nexo de los alimentos, el agua y la energía para conseguir beneficios productivos, ambientales y sociales que aseguren la resiliencia y sostenibilidad de la producción en el largo plazo.
“Forjar asociaciones intersectoriales que demuestren la eficacia de las tecnologías sostenibles, demostrar la viabilidad y el impacto económico, y reducir los riesgos de la adopción de nuevas tecnologías para los empresarios, los inversores y las comunidades a las que sirven; por ello desde la universidad queremos ofrecer oportunidades de trabajo colaborativo tanto al MIDES como al IDIAP para que se pueda educar la fuerza de trabajo del futuro que servirá al sector agrícola, ayudar a las comunidades a que conozcan las ventajas que la tecnología trae al sector agrícola y apoyar en cualquier tipo de investigación aplicada que se encamine hacia el cumplimiento de los estándares ambientales, sociales y de gobernanza (ESG)”, explicó el Dr. Kevin Huggins, rector de la sede de Harrisburg University para Latinoamérica.
Los costos de realizar este cambio existen, pero la evidencia indica que son compensados por los beneficios que trae cuando se hacen a tiempo. Si logramos hacerlo, tendremos mejor producción, mejor nutrición, un mejor medioambiente y una vida mejor.
Este innovador sistema educativo genera las sinergias propias, factor diferenciador para la universidad; que apuesta por el desarrollo de la región y confía en el potencial del talento humano de América Latina.