El cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, pidió a la feligresía local que confíe “plenamente en el Señor, no en las estrategias”, este domingo, cuando se cumplen nueve días del arresto del obispo Rolando Álvarez, un crítico del presidente Daniel Ortega.
Álvarez es acusado por la Policía de realizar “actividades desestabilizadoras y provocadoras”, y la Iglesia católica así como los creyentes piden libertad.
“La fuerza de los humildes es el Señor, (es) confiar plenamente en el Señor, no en las estrategias, no en los medios humanos, no en la lógica de este mundo, no en los cálculos, no en los grandes discursos, no en los aplausos, no”, dijo Brenes, en la misa dominical celebrada en la Catedral Metropolitana de Managua.
Desde la retención de Álvarez en la curia de la Catedral de Matagalpa, el pasado día 4, dos semanas antes de ser arrestado, voces de distintas partes del mundo demandaron la intervención del papa Francisco.
La semana pasada el pontífice expresó su preocupación y dolor por la situación en Nicaragua y pidió “un diálogo abierto y sincero” para que “se puedan encontrar la bases para una convivencia respetuosa y pacífica”.
La posición de Francisco no mejoró la situación de Álvarez, ni la de otros diez sacerdotes presos en Nicaragua, y avivó el debate interno sobre lo que la Iglesia católica debe hacer para su liberación.
Brenes, quien afirmó que Álvarez está “desmejorado” tras visitarlo el pasado día 19, insistió en que la situación del obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, ambas en el norte, tendrá solución.
“Siempre el Señor, en medio de nuestros problemas, de las situaciones difíciles, siempre va a encontrar un momento en el cual se hace presente”, sostuvo.
El arresto de Álvarez y 10 sacerdotes en los últimos meses es el más reciente capítulo de una historia de 43 años de desencuentros entre la Iglesia católica y Ortega.
El líder sandinista ha calificado de “terroristas” a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional que buscaba una salida pacífica a la crisis que vive Nicaragua desde abril de 2018.
La situación en Nicaragua ha empeorado tras las controvertidas elecciones de noviembre pasado en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.