La idea de atizar el conflicto social, es un camino peligroso que nos llevará al fracaso como país, ya que para afrontar los problemas es importante que estemos unidos. Destruir la convivencia ciudadana nunca fortalecerá la democracia, ni permitirá encontrar soluciones sostenibles.
Cuando los países enfrentan una crisis, muchas veces se apunta rápidamente al sector privado como el enemigo principal. En un discurso carente de argumentos, se identifica un supuesto culpable para poder desviar la atención de los verdaderos problemas.
La afirmación reiterada de que los empresarios somos los responsables de todos los males que afrontamos los panameños es una simple mentira. Una generalización absurda que atenta contra los principales impulsores del desarrollo de nuestro país, ya que, a través de la actividad productiva, se genera empleo y se construye el progreso social.
El sector privado, al contrario de lo que muchas veces se proyecta, también incluye a pequeños y medianos empresarios de los cuales dependemos cada día para acceder a productos o satisfacer necesidades simples. La tienda de ropa, el almacén, la abarrotería, el artesano: todos forman parte del tejido empresarial.
Estas empresas son las que trabajan cotidianamente para crecer y dar mejores condiciones a sus colaboradores y a la comunidad en la que están emplazadas. Cuando se critica a la empresa privada, también se les critica a ellas.
La idea de atizar el conflicto social, es un camino peligroso que nos llevará al fracaso como país, ya que para afrontar los problemas es importante que estemos unidos.
Destruir la convivencia ciudadana nunca fortalecerá la democracia, ni permitirá encontrar soluciones sostenibles para repeler los males que nos aquejan.
Creemos firmemente en la iniciativa privada para lograr el avance social, ya que ella es la base de todo proceso de innovación, creación y desarrollo. Allí donde existe más libertad, hay menos pobreza.
Por supuesto no se plantea que el sistema de la libre empresa está exento de fallas; pero es la opción más beneficiosa para todos. Esto se ha comprobado a lo largo de la historia.
Para que el sistema funcione mejor y sea más efectivo, se requieren instituciones fuertes, que combatan toda forma de corrupción y, además, un poder judicial que actúe de manera expedita y sin dobleces. Es importante insistir en lograr estos objetivos.
CoNEP seguirá promoviendo los valores de la libre empresa. También aportará sus ideas, siempre pensando en el futuro del país.