Los países que dependen de las fuerzas del mercado para implementar la transición energética, como EE.UU., Canadá o el Reino Unido, están condenados a ir por detrás en la carrera para abandonar los combustibles fósiles, según un estudio que se publica este viernes.
El estudio que aparece este viernes en la revista académica Science, fue realizado por cuatro expertos de Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y los Países Bajos e identifica los tres caminos que los países de todo el mundo están siguiendo para efectuar la transición energética.
Uno de los autores del estudio, Phillip Lipscy, profesor de la Escuela Munk de Asuntos Globales y Política Pública de la Universidad de Toronto, declaró a EFE que, en términos generales, la transición energética se puede realizar a través del aislamiento, la compensación o los mercados.
El aislamiento se da en países que cuentan con un sistema burocrático fuerte y profesional, aislado de los políticos y los intereses de las empresas y en el que los funcionarios no temen por su futuro empleo.
Lipscy puso el ejemplo de Francia o el sistema que existía en Japón durante la crisis del petróleo en 1973.
En este caso, el país amplió de forma rápida el número de centrales nucleares gracias a Électricité de France (EDF), entonces una empresa estatal que contaba con una gran autonomía de acción.
De la misma forma, en Japón, la burocracia ministerial puso en marcha un estricto plan de conservación y diversificación.
La compensación se produce en aquellos países que cuentan con una sólida red de protección social, como en los países nórdicos y Alemania, en los que el Estado puede compensar a consumidores y sector privado para acelerar la transición.
Y finalmente, los países que dependen de los mercados para la transición energética son aquellos que habitualmente no pueden contar con el aislamiento de la burocracia o la compensación para poner en marcha sus planes.
Lipscy explicó que en el caso de Estados Unidos, la dependencia de los mercados es fruto de la incapacidad de demócratas y republicanos de acordar una política de transición energética que sea ejecutada por sucesivos presidentes, sin importar su partido.
El profesor de la Escuela Munk señaló que ante esta situación, los países que siguen medidas de aislamiento o de compensación “son las locomotoras” de la transición energética y que los países que dependen del mercado, van a remolque.
Pero que cuando las tecnologías de energía limpia alcanzan un costo competitivo, las transiciones impulsadas por los mercados pueden acelerarse muy rápidamente, como ha sucedido en EE.UU. tras el abaratamiento de paneles solares y otras tecnologías verdes.
Lipscy terminó señalando que la conclusión para aquellos interesados en la transición energética es que “no se pueden tratar a todos los países como si fuesen prácticamente similares”.
“Como expertos de ciencia política, queremos subrayar que los países son muy diferentes dado el tipo de instituciones que tienen. Y esto puede tener un gran impacto en cómo los países son capaces de avanzar en la transición energética”, explicó el profesor de la Escuela Munk.