La viuda del poeta Alberti rebate en unas memorias las "mentiras" sobre ellos

La viuda del poeta Alberti rebate en unas memorias las "mentiras" sobre ellos
La viuda de Rafael Alberti, María Asunción Mateo, delante de una imagen del poeta español, fallecido en 1999. EFE/Román Ríos.

La fundación perdía vigor inexplicablemente desde que la viuda del autor de “Marinero en tierra” dejó el cargo de presidenta, que ostentó 17 años.

La viuda del poeta español Rafael Alberti (1902-1999), María Asunción Mateo, ha escrito unas memorias con las que quiere responder sin resentimientos, según dice, a “las mentiras” y “barbaridades” que se han dicho sobre ella y la relación con él, asegura.

“No es un libro de rencor. Nadie puede pensar que es la venganza que se sirve en plato frío contra determinadas personas”, comenta en una entrevista con EFE en la sede de la fundación que conserva el legado del escritor (premio Cervantes de 1983) y que volverá a presidir, tras doce años de ausencia.

UNA FUNDACIÓN QUE LANGUIDECÍA

La fundación perdía vigor inexplicablemente desde que la viuda del autor de “Marinero en tierra” dejó el cargo de presidenta, que ostentó 17 años.

Está ubicada en el palacete de El Puerto de Santa María (suroeste) donde el poeta pasó su infancia y alberga todos los bienes que cedió al regresar del exilio, en 1977.

Para reflejar su estado basta un detalle: su único empleado ha estado más de tres años sin cobrar el sueldo, y en el edificio son visibles las marcas del deterioro.

María Asunción Mateo decidió dejar la fundación que Alberti había creado en 1993 porque se sentía “totalmente sola” en la gestión. Profesora de Literatura, lo conoció cuando tenía 79 años y, después de ocho años de relación oculta, se casó con él y lo acompañó hasta que murió.

En estos últimos doce años, la entidad “ha ido viviendo de los recuerdos”, sin nadie al frente. Pero ahora se encuentra ante una nueva oportunidad, gracias a que el gobierno de la región autónoma de Andalucía ha decidido formar parte del patronato, y Mateo está “muy agradecida”.

“Ahora dirán que la viuda de Alberti se ha hecho del Partido Popular; es la típica crítica que estoy esperando”, bromea en alusión a que esa fuerza política conservadora gobierna en Andalucía.

Alberti “murió comunista”, recuerda, se fue de España en 1939, al terminar la Guerra Civil, “con el puño cerrado”, y regresó tras un largo exilio “con la mano abierta”.

“Creo que podemos trabajar todos en armonía, porque no hay otro interés que la obra de Rafael se siga difundiendo”, argumenta.

ALBERTI LE ENCOMENDÓ LAS MEMORIAS

Entretanto, tiene listas para editar unas memorias. “No quisiera -comenta- que esos casi 20 años felicísimos (los que estuvieron juntos) pasen a la historia como unos años tremendos”, con una visión de “barbaridades” y “mentiras”.

Así, se refiere especialmente al grupo de poetas jóvenes, entre los que se encontraban figuras como Luis García Montero o Benjamín Prado, que rodearon a Alberti antes de su matrimonio, y que no han ocultado su distancia con ella ni sus críticas a la gestión de su legado.

“Fue morir Rafael y se levantaron determinadas personas que se ofendieron cuando se casó conmigo. Y lo que más les ofendió es que no les dijera nada, que se casaba”, dice la viuda, que reprocha que no volvieran a visitarlo ni cuando estaba enfermo.

Pero ella no se había planteado escribir sus recuerdos de aquella época.

“Cómo iba a escribir mis memorias -justifica- si María Teresa León (la primera mujer del poeta) había escrito ‘La memoria de la melancolía’, que es un libro maravilloso. Ella habla de los amigos del momento, de García Lorca, Guillén… Yo, ¿de quién iba a hablar?”, señala.

Sin embargo, un día, organizando su biblioteca, encontró un manuscrito de Alberti en el que le pedía que escribiera su vida en común, “que contara todo, siempre que todo fuera bello y bueno para los dos”.

“Según decían, Rafael, desde que se casó conmigo, ya la cabeza no le funcionaba. Qué maravilla, porque daba recitales en México, en Cuba, en Chile. Se han dicho cosas muy desagradables… Y esa visión (…) es mentira. Yo quiero que en la Biblioteca Nacional de España, aunque sólo sea un volumen, aunque no lo lea nadie, conste la verdad”, apunta.

“Se ha dicho -prosigue- que yo he ganado 3.000 millones, cuando vivo con la pensión de viudedad (…), toda una serie de idioteces”. Y remata: “Lo que digan de mí ya casi me da igual, lo que me importa es la imagen de Rafael porque es una falta de respeto”.

Las hemerotecas están llenas de informaciones referidas a que la sociedad que gestiona los derechos del autor, controlada por Mateo, deniega permisos de publicaciones o pide cantidades astronómicas por concederlos.

“Todo se lo inventan”, incide, y no ha interpuesto demandas por falsedades porque no tenía dinero para ello.

Mientras, el testamento de Alberti sigue sin resolverse tras 23 años en un proceso judicial que enfrenta a la viuda con la hija del poeta, Aitana Alberti.

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