La divisa japonesa experimentó, durante las negociaciones en Nueva York el pasado viernes, una rápida apreciación frente al dólar, que llegó a caer momentáneamente cinco unidades con respecto a la moneda nipona, hasta la franja bajada de los 146 yenes.
Japón se abstuvo de confirmar este lunes si el Ejecutivo realizó una nueva intervención en el mercado de divisas a finales de la semana pasada, que estaría detrás de la repentina y fuerte apreciación del yen con el dólar experimentada entonces.
El principal diplomático en materia de divisas de Japón, Masato Kanda, se negó a hacer ningún comentario a los medios de comunicación al respecto, al igual que el ministro de Finanzas nipón, Shunichi Suzuki, al ser preguntados hoy.
“Actualmente estamos vigilando los movimientos del mercado de divisas con atención. No se puede permitir que haya movimientos drásticos debido a la especulación”, dijo Suzuki, que añadió que el Gobierno “tomará las medidas oportunas cuando sea necesario”.
La divisa japonesa experimentó, durante las negociaciones en Nueva York el pasado viernes, una rápida apreciación frente al dólar, que llegó a caer momentáneamente cinco unidades con respecto a la moneda nipona, hasta la franja bajada de los 146 yenes, lo que avivó los rumores de una intervención que no ha sido oficialmente confirmada.
Fuentes conocedoras de la operación sí habrían confirmado el movimiento intervencionista a medios locales como el diario económico Nikkei y la agencia local de noticias Kyodo.
El dólar se movía hoy entre los 145,46 y 149,71 yenes durante las primeras horas de negociación bursátil en Tokio.
El Gobierno nipón intervino el pasado 22 de septiembre cuando la divisa japonesa superó la barrera de las 145 unidades por dólar.
Aquella fue su primera intervención desde 2011 dirigida a sostener el valor de la moneda nacional y la primera que involucró compra de yenes desde 1998.
Entre los factores de esta acelerada depreciación del yen está el distanciamiento cada vez mayor de las políticas monetarias de EE.UU. y los principales bancos centrales europeos -que están optando por agresivas subidas de tipos- y la del Banco de Japón (BoJ), que está optando por mantener su estrategia de tasas ultrabajas.