Batacazo electoral de la izquierda israelí: cada vez más marginal y moribunda

Batacazo electoral de la izquierda israelí: cada vez más marginal y moribunda
La líder del partido pacifista Meretz, Zehava Galon, durante un acto electoral en Jerusalén. Foto, EFE/Meretz.

En las elecciones del 1 de noviembre, el Partido Laborista -fuerza histórica de centro-izquierda que impulsó la fundación del Estado y gobernó por décadas- solo logró cuatro escaños en un Parlamento de 120 tras obtener menos del 4% de votos.

La izquierda socialdemócrata de Israel, antes predominante, sufrió otro batacazo en los comicios de esta semana: su peso era cada vez menor desde hace años, pero sus pésimos resultados electorales la dejan moribunda y casi sin representación parlamentaria en un país que se inclina hacia la derecha.

En las elecciones del 1 de noviembre, el Partido Laborista -fuerza histórica de centro-izquierda que impulsó la fundación del Estado y gobernó por décadas- solo logró cuatro escaños en un Parlamento de 120 tras obtener menos del 4% de votos, un espejismo en relación a su hegemonía del pasado.

El golpe a Meretz fue aún más duro: esta formación, pacifista, más a la izquierda y opuesta a la ocupación israelí sobre territorio palestino, no superó el umbral del 3,25% de votos para obtener presencia en la Cámara y se queda fuera por primera vez en su historia. Se fundó en 1992 y por treinta años logró tener diputados, aportando una voz propia en ámbito parlamentario que ahora pierde.

IZQUIERDA EN RIESGO DE DESAPARECER

“La izquierda israelí ya no existe como lo hizo tradicionalmente, ha decaído mucho en los últimos años”, dijo a EFE Joshua Faudem, documentalista israelí. Según opina, “está desconectada de lo que sucede a pie de calle”, sus posturas no son atractivas para muchos y su supervivencia está en entredicho.

Faudem votó por Meretz en el pasado, pero igual que otros, esta vez apostó por el partido centrista Yesh Atid del primer ministro saliente Yair Lapid, al que algunos critican por no haber sido más insistente en la necesidad de votar a sus socios izquierdistas.

Lapid instó a Meretz y laborismo a concurrir juntos a urnas para que ambos entraran en el Parlamento, lo que podía reforzar al bloque de fuerzas anti-Netanyahu que lideraba, pero el laborismo descartó la coalición, aseguran a EFE fuentes de la organización pacifista.

Finalmente, el partido no cruzó el umbral por poco más de 4.000 sufragios, y sus casi 151.000 votos han quedado en la nada, lo que benefició al bloque pro-Netanyahu.

HEGEMONÍA DERECHISTA

 El declive de la izquierda también tiene otras razones: la hegemonía ideológica de Israel se ancora a la derecha con los años, explicó a EFE Or Anabi, investigador del Instituto para la Democracia de Israel, que lo achaca en parte al crecimiento demográfico de la población ultraortodoxa, de corte derechista y que aumenta sobre el sector secular que solía votar izquierda.

Hoy, el 62% de sociedad israelí se considera derechista, el modelo neoliberal impera y el conservadurismo del sector judío religioso tiene gran peso. En este contexto, el progresismo socialdemócrata pierde fuelle, y solo un 12% de población afirma ser de izquierda en relación al 35% de hace 25 años, según Anabi.

Estos sectores viven en Tel Aviv y otros entornos reducidos que sin más bien ajenos a la derechización del país. De hecho, este mes se prevé la creación del Gobierno más derechista de la historia de Israel, después de que Benjamin Netanyahu obtuviera mayoría en las urnas con ultraortodoxos y el ultraderechista Sionismo Religioso.

Esta fuerza -anti-árabe, homófoba y a favor de intensificar la colonización sobre territorio palestino- quedó tercera en las urnas, mientras la izquierda no supo transmitir propuestas ni articular un discurso contra los ultras, que se llevaron el voto de clases más humildes y marginadas y de mucha juventud, remarcan los críticos.

FALTA DE CONTACTO CON LA CALLE

“No supimos hablar con la gente de calle ni con los jóvenes, ni logramos atraer a gente nueva”, lamentó Meir Margalit, exconcejal de Meretz en Jerusalén, que aseguró que Israel “se está fascistizando desde hace tiempo” y el auge de la ultraderecha “es prueba de ello”.

Por otro lado, Meretz, y en menor medida el laborismo, eran los únicos partidos sionistas israelíes que aún planteaban la solución de dos Estados y el fin de la ocupación de territorio palestino, algo que la organización pacifista tenía en sus posturas troncales.

En los noventa, promovió grandes marchas con miles de asistentes para apoyar los Acuerdos de Oslo junto al laborismo, algo impensable hoy, cuando en los actos de estas formaciones suele haber grupos pequeños que en gran medida son gente mayor o incluso jubilados.

Las dinámicas cambiaron, hubo la Segunda Intifada, la paz quebró y el conflicto con los palestinos se cronificó. Esto llevó a que las posturas de la izquierda sean cada vez más ignoradas entre muchos israelíes escépticos o incluso contrarios a sus planteamientos.

“La gente compra discursos fuertes que hablan de destruir al enemigo, y el que plantea negociar y encontrar una solución pacífica termina como terminó Meretz en estas elecciones”, lamentó Margalit.

De hecho, la cuestión palestina es ahora secundaria, no marcó el debate en las últimas campañas electorales israelíes y gran parte de la ciudadanía vive de espaldas al conflicto.

Con todo, ante un difícil panorama, Margalit aboga por un cambio estratégico radical para evitar que la izquierda reciba la estocada final. “Deberemos juntarnos para crear algo nuevo o quedarnos enterrados en nuestros refugios”, concluyó.

 

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