James Scriven subrayó que BIDInvest dedica cerca del 20% de la financiación relacionada con temas climáticos en la región a la adaptación, una posición que espera que ayude a que otras entidades privadas se interesen en este sector.
El sector privado en América Latina tiene un “gran rol” para jugar a la hora de adaptar a la región al cambio climático y dotarla de una resiliencia que ya es un activo importante para los inversores globales.
Así lo indicaron a Efe James Scriven, gerente general del BIDInvest, y Hile Meirovich, responsable de cambio climático de la organización con sede en Washington, antes de su participación en un foro relativo a la financiación para la adaptación del sector privado latinoamericano en la cumbre del clima COP27 que se desarrolla en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij.
“Cómo nos adaptamos o cómo nos hacemos resilientes a los efectos del cambio climático es donde el sector privado, tanto las compañías como los inversores, tienen un gran rol para jugar”, indicó Scriven.
Scriven apuntó que, en ese sentido, la banca de desarrollo como BIDInvest, el organismo parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) orientado a la financiación del sector privado, está percibiendo un mayor interés de las empresas de la región, antes reacias a la noción de adaptación climática, en abordar el problema.
“Yo diría que hace un par de años, eran mucho más resistentes o no tan preparadas, pero hoy sí. Nosotros hoy queremos que parte importante de nuestros clientes tengan la adaptación como un gran objetivo”, añadió.
Del mismo modo se expresó Meirovich, quien consideró que para el sector privado “entender que son las adaptaciones es mucho más difícil”.
“Entienden mitigación, que es clarísimo. Todos sabemos que tenemos que reducir emisiones, sabemos qué proyectos de energía renovable reducen emisiones y para los inversores es fácil de entender. Pero la adaptación mucho más difícil”, dijo.
Así, el desafío es que los inversores, que tienen hacia la mitigación, pasen a ver la adaptación como una opción, lo que poco a poco se está dando.
Meirovich apuntó que, para ahondar en ese tema, el trabajo pasa por definir bien lo que son proyectos de adaptación, “pues ya hay quien hace eso, pero no lo llaman así”.
En segundo lugar, hay que transmitir lo que ya se ve en la región, y es que “muchas veces invertir en adaptación hace que todo el activo sea más resiliente”.
“Y esa resiliencia del activo deberíamos poder darle un precio mejor, o sea que alguien que esté invirtiendo en adaptación pueda tener un interés más bajo en sus créditos porque tiene dentro este concepto”, dijo.
Al final, lo que se buscaría es que “las calificadoras de riesgo entiendan que un proyecto resiliente, que un activo resiliente, en realidad es mucho mejor que un activo que no lo tiene incorporado”.
O, dicho de otro modo: “bajarlo a algo concreto, que los inversores entiendan para poder hacer un un precio de ese activo resiliente que sea mejor y que reconozca e integre ese esa resiliencia en el precio mismo”.
Scriven subrayó en este aspecto que BIDInvest dedica cerca del 20% de la financiación relacionada con temas climáticos en la región a la adaptación, una posición que espera que ayude a que otras entidades privadas se interesen en este sector.
“Privados financiando a privados, se está viendo muy poco. Somos los bancos de desarrollo los que estamos como la punta de lanza en estas inversiones (…) Pero nosotros nos metemos atrayendo el sector privado. Sacándole riesgo a los proyectos a través de garantías para que el sector privado pueda invertir directamente”, culminó.