“Sí, podemos hablar de Colombia, Costa Rica, Chile, Brasil…Hay varios países que tienen muy claro el cambio en términos de economía sostenible es algo presente y está pidiendo recursos para poder dar este apoyo cercano, con asistencia técnica y con financiamiento”, reconoció Laura Ripaldi.
América Latina y el Caribe afronta el desafío de transformar sus sistemas de formación técnico-profesional para desarrollar las habilidades necesarias para abordar la transición energética y aprovechar así las oportunidades laborales y económicas que ofrece la economía “verde”.
Así lo analizó este miércoles a EFE en la cumbre de cambio climático COP27 de Sharm el Sheij Laura Ripani, la jefa de Mercados Laborales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien lamentó que ese desafío es “grande” porque los sistemas regionales de formación “todavía no están preparados para esta transición”.
“En América Latina y el Caribe, de acuerdo a un estudio conjunto del BID y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se iban a crear para 2030 unos 15 millones netos de empleos. Eso surge de 22,5 millones de empleos que van a ser creados en la transición hacia una economía más verde y de unos 7,5 que van a ser destruidos. El problema es hacer transitar a las personas que pierden sus empleos hacia las nuevas oportunidades”, dijo.
Para que la transición sea exitosa, Ripani adujo que la clave será que los sistemas educativos regionales tendrán que “identificar qué sectores están en crecimiento y qué ocupaciones van a estar siendo demandadas”, para luego poder elaborar los currículos necesarios para desarrollar a los trabajadores con las “habilidades demandadas”.
“Pero es necesario empezar ahora, porque la economía verde ya está aquí. Tenemos que empezar ya”, añadió.
Según dijo la experta en temas laborales, otro de los puntos centrales de esta transición será impulse la creación de “empleos de calidad, con beneficios, que tengan un buen salario”, lo que a su vez ayudará a mejorar uno de los males endémicos de la economía de la región como es la informalidad.
A su juicio, estos nuevos empleos tendrán su base en “técnicos especializados”, y podrán suponer también una oportunidad para atender las “brechas de género laborales” que existen en América Latina y el Caribe.
“Actualmente sólo el 25% de los empleos verdes están ocupados por mujeres en América Latina y el Caribe. La perspectiva futuro es tratar de incorporar a más mujeres a empleos no tradicionales como estos, promover que más mujeres accedan a los empleos verdes con incentivos, con información, con capacitación”, añadió.
Ripaldi indicó que los países ya son conscientes de esta necesidad y están interesados en programas para avanzar hacia esta formación orientada a la economía verde.
“Sí, podemos hablar de Colombia, Costa Rica, Chile, Brasil…Hay varios países que tienen muy claro el cambio en términos de economía sostenible es algo presente y está pidiendo recursos para poder dar este apoyo cercano y con asistencia técnica y también con financiamiento”, reconoció.
Ecuador y la República Dominicana también tienen proyectos en este sentido, que si bien aún no tienen resultados “concretos”, si están articulando ya los pasos entre los sectores públicos y privados para mejorar los servicios de capacitación, donde en “muy a corto plazo se van a empezar a ver los resultados”.