Dijo Cristiano que él hablaba cuando quería. Y el Manchester United respondió de la misma forma. A menos de 48 horas del debut del portugués en su última Copa del Mundo, el conjunto inglés anunció su despido. Una marcha “de mutuo acuerdo” que es la consecuencia del incendio que Cristiano montó con su famosa entrevista y que dejó al United sin margen de reacción. Fin al ‘Diablo Rojo’.
No había otra solución posible. Cristiano no podía volver a jugar en el Manchester United después de sus declaraciones sobre los dueños: “Solo piensan en el marketing”; sobre Erik Ten Hag: “No le respeto”; y sobre sus propios compañeros: “Este club necesita una reestructuración”.
Cristiano, a sus 37 años, se vio por encima de todos los estamentos, como tantas otras veces en su carrera, pero ya sin los goles necesarios en el bolsillo para justificar sus desprecios. Apenas tres tantos esta temporada, dos de ellos en la Liga Europa, son un registro que no le vale a Cristiano para que el club le anteponga a Ten Hag y al proyecto que el holandés tiene entre manos y que, guste o no al de Funchal, es la mejor oportunidad que el United ha tenido en las últimas temporadas para volver a ser competitivo.
Gary Neville, una de las voces más respetadas del fútbol inglés, dio la razón a Cristiano en sus declaraciones, pero entendió que tenía que ser el final de la relación. Un trabajador no puede hablar así de un club que le paga 500.000 libras semanales, es lo que vino a decir Neville, que compartió vestuario con Cristiano de 2003 a 2011.
Sin posibilidad de extender el culebrón hasta el próximo mercado de fichajes, el United, a menos de 48 horas del debut de Cristiano en Catar contra Ghana, cercenó la relación con el portugués.
“Cristiano se va de mutuo acuerdo y con efecto inmediato”, informó el United, contentando a los aficionados hartos de Cristiano y evitando que el lío se enquistara más en el tiempo.
Termina así el último baile de Cristiano, en lo que un día pareció la vuelta del hijo prodigo y ha terminado dando por acertada la frase: “segundas partes nunca fueron buenas”. Esta vez no tuvo razón Grouch Marx con su “el otro día vi un partido y la segunda parte fue mejor que la primera”. Cristiano ha arruinado su recuerdo en el United, el club en el que ganó su primera ‘Champions’ y su primer Balón de Oro, en temporada y media.
Volvió al United en un arrebato de pasión, cuando lo tenía hecho con un Manchester City, que necesitaba un delantero centro como el comer. Una llamada de Alex Ferguson cambió su decisión y aterrizó en un equipo en plena reconstrucción y que no le necesitaba. El United se adaptó a Cristiano y no al revés. Pero se adaptó a un Cristiano de 36 años, no al veinteañero que llegó del Sporting de Portugal.
El experimento no funcionó y el United, pese a los 18 goles de Cristiano, se quedó fuera de la Liga de Campeones. Un desastre en las aspiraciones de Ronaldo de igualar a Paco Gento como el máximo ganador de la competición y de aumentar su renta de goles respecto a Leo Messi en la lista de máximos artilleros. Una cuenta que esta temporada, debido a la ausencia del portugués, se ha reducido de 16 tantos de ventaja a 12.
La ausencia del United de la Liga de Campeones avivó los rumores de una salida y Jorge Mendes, el agente, movió sus hilos para tratar de colocar a Cristiano en cualquier equipo en la mejor competición de clubes del mundo. Chelsea, Bayern Múnich y Atlético de Madrid le cerraron la puerta. Se quedó sin opciones, se ausentó de toda la pretemporada, según él esgrimió, por la hospitalización de su hija y tuvo que volver a Carrington, donde no pararon los problemas.
En un partido de pretemporada ante el Rayo Vallecano, tras jugar media parte, decidió irse del campo junto a algunos compañeros. Tras perder los dos primeros partidos ligueros, Ten Hag le sentó y no salió del banquillo durante varias jornadas. Eso encendió los ánimos del portugués, que ya se veía apartado. Hasta que explotó. Con el United haciendo uno de sus mejores partidos de la temporada en casa, contra el Tottenham Hotspur, Cristiano desobedeció a Ten Hag, se negó a entrar al campo y se fue del estadio.
Parecía el último clavo en su ataúd, pero Ten Hag, tras un partido de sanción, le perdonó, le dio cuatro titularidades seguidas y le devolvió el brazalete de capitán. ¿Reconciliación? Nada más lejos de la realidad. Ahí llegó la entrevista con Piers Morgan, su sentencia.
En ese contexto, hay que mencionar también la complicada situación en la que Cristiano ha convivido desde que el pasado abril falleciera uno de sus hijos.
Ahora, una vez agotada la vía United, Cristiano tendrá que buscar un equipo en el que seguir con su carrera. La cuestión es si lo encontrará en la élite, si volverá a la ‘Champions’ o si tendrá que buscarse la vida en ligas exóticas.
Si había algún final indeseado para la historia entre Manchester United y Cristiano, era este.