El mandatario Volodímir Zelenski anunció medidas para garantizar la “independencia espiritual” de Rusia y contrarrestar “las actividades subversivas de los servicios especiales rusos en el entorno religioso de Ucrania”, formalizadas en un decreto.
Ucrania intensifica su cruzada contra la Iglesia Ortodoxa Ucraniana dependiente de Moscú con nuevas redadas y sanciones al clero, mientras que en el campo de batalla el Ejército ruso habría retirado unidades de algunas localidades de las regiones sureñas de Zaporiyia y Jersón.
“Tenemos que crear las condiciones en las que ningún actor que dependa del Estado agresor tenga la oportunidad de manipular a los ucranianos y debilitar a Ucrania desde adentro”, afirmó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
GARANTIZAR LA “INDEPENDENCIA ESPIRITUAL”
El mandatario anunció medidas para garantizar la “independencia espiritual” de Rusia y contrarrestar “las actividades subversivas de los servicios especiales rusos en el entorno religioso de Ucrania”, formalizadas en un decreto.
Las medidas fueron propuestas por el Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de Ucrania (SNBO) tras analizar “las conexiones de ciertos círculos religiosos en Ucrania con el Estado agresor”.
El decreto, que busca la prohibición de la Iglesia Ortodoxa rusa, subordinada al Patriarcado de Moscú, también prevé sanciones contra los religiosos vinculados a esta congregación.
REDADAS CONTRA LA IGLESIA ORTODOXA UCRANIANA
El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) practicó hoy registros en sedes de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana de las regiones de Zhytomyr, Rivne y Transcarpacia para evitar que “sean utilizadas como células del ‘mundo ruso’ y para proteger a la población de provocaciones y actos terroristas”.
Además, el SBU declaró al Metropolitano de la Diócesis de Kirovograd sospechoso de haber justificado la anexión de la península de Crimea en 2014 y de participar “en actividades subversivas contra Ucrania”.
Según la entidad, el obispo, que “formaba parte del círculo íntimo del Patriarcado de Moscú, Kiril”, coordinó con éste “la difusión de opiniones a favor del Kremlin”.
El SNBO, por su parte, anunció sanciones contra una decena de clérigos y personas vinculadas a la congregación prorrusa, incluyendo al gobernador del Monasterio de las Cuevas de Kiev (Kiev-Pechersk Lavra), Pavlo (Lebed), y el exdiputado de la Rada Suprema, Vadim Novinski.
En las últimas semanas el SBU ha realizado registros en diversas diócesis de esta congregación, y encontró personas con ciudadanía rusa, literatura prorrusa y grandes cantidades en metálico.
TIBIA RESPUESTA DE MOSCÚ
La respuesta de Moscú ha sido tibia: Kiril ha guardado silencio y no se ha pronunciado tampoco ningún representante del Gobierno o la Presidencia.
El Comité de Instrucción ruso anunció hoy que investiga denuncias de presuntos ataques a sacerdotes ortodoxos en Ucrania a raíz de los registros del SBU.
“El Comité de Instrucción toma nota e investiga estos hechos. Las acciones de todos los involucrados recibirán una evaluación legal”, señaló.
Según el comité, Ucrania busca crear con estas detenciones un fondo para el canje por prisioneros de guerra ucranianos retenidos por Rusia.
El asesor del Patriarca de Moscú, arcipreste Nikolái Balashov, denunció a su vez que “el régimen de Zelenski ya perdió el miedo y no guarda las apariencias de país democrático, porque sabe que los patrones de Occidente no le reprenderán por violar los derechos y libertades de los ciudadanos ucranianos”.
Uno de los portavoces del Patriarcado de Moscú, Vladímir Legoida, escribió en Telegram que esta propuesta de Kiev atenta contra la libertad de credo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Según Legoida, “es un misterio” cómo las autoridades de Ucrania adecuarán la norma al derecho internacional “si la violación del derecho de conciencia es el objetivo y la esencia de este proyecto”.
RETIRADA RUSA EN EL SUR DE UCRANIA
En tanto, en el frente de batalla las tropas rusas podrían haber comenzado a retirar unidades de localidades de la región de Zaporiyia y de la margen izquierda del río Dniéper en la de Jersón, en el sur del país, según el mando ucraniano.
“Las fuerzas de ocupación rusas están retirando unidades separadas y preparándose para la evacuación del personal de las administraciones de los asentamientos del territorio temporalmente ocupado de la región de Zaporiyia”, informó el Estado Mayor de Ucrania.
Según la entidad castrense, las autoridades prorrusas de Zaporiyia abandonaron instituciones en Mijailivka y retiraron parte de sus tropas en Pologi e Inzhenerne, mientras que en Burchak organizaron un censo para la “llamada evacuación voluntaria” de civiles.
En la región de Jersón “se observa una reducción del número de soldados rusos y equipamiento militar en la localidad de Oleshki”, en la margen izquierda del Dniéper, que “se han dispersado en las franjas de bosques” aledañas.
El estadounidense Instituto de Estudios de la Guerra (ISW), estimó que “los movimientos militares rusos en Zaporizhia pueden sugerir que las fuerzas rusas no pueden defender áreas críticas en medio de los crecientes ataques ucranianos”.
La inteligencia británica indicó por su parte que la retirada rusa de Jersón brindó al Ejército ucraniano “la oportunidad de atacar nodos logísticos y líneas de comunicación rusas adicionales”.