Panamá no está exento del virus, pero está dispuesta a desafiarlo celebrando actividades multitudinarias como el Festival de las Mil Polleras, los carnavales y cuantas fiestas paganas y religiosas que se tienen en mente para esta año.
Es inaudito, pero el ministro de Salud, Luis Francisco Sucre, ha reiterado que no se impondrán restricciones a los viajeros procedentes de China. Mientras tanto, innumerables países les están exigiendo un PCR o una prueba negativa para acogerlos, como Estados Unidos. Canadá y Australia, aunque Marruecos les ha prohibido la entrada por el repunte del Covid-19 en China.
¿El ministro de Salud es una autoridad mundial, cuya sapiencia y don de la ubicuidad pondrá a salvo a los habitantes de Panamá de una nueva epidemia causada por otra u otras variantes de Covid?
Panamá no está exento del virus, pero está dispuesta a desafiarlo celebrando actividades multitudinarias como el Festival de las Mil Polleras, los carnavales y cuantas fiestas paganas y religiosas que se tienen en mente para esta año.
¿Podremos nosotros afrontar las consecuecias inevitables de una nueva ola, no la sexta, que, según el ministro, ya hemos superado? Lo mejor que puede esperar el país es que las autoridades imiten a las otras naciones que han sufrido con creces las fatalidades de este terrible virus, aunque a los panameños pachangueros y fiesteros no les importa ni con ellos mismos ni con sus conciudadanos.
Y una prueba de esto se puede ver todos los días, ya que, aunque las autoridades de Salud han, prácticamente, obligado a la población a usar mascarillas, se les puede encontrar, por doquier, sin ellas: en los supermercados, en el transporte público, en los restaurantes, en los almacenes y otros lugares donde pulula gran cantidad de personas. Si es así, ¿qué se espera de su comportamiento en las próximas fiestas multitidinarias?
Es mejor prevenir que lamentar, porque nadie puede predecir el futuro incierto del Covid-19 y sus variantes. ¿Queremos tanto a los chinos que nos atreveremos a dejar el futuro de los panameños en manos de los que solo piensan en el dinero ganado por medio de un turismo malsano? No, señores, debemos mantener las medidas de bioseguridad, que son las únicas formas de mantener vivos a los panameños.
Todos los panameños, diríamos sin excepción, creemos en el papel que desempeña el turismo en la reactivación económica del país, pero que no sea a expensas de la vida de nuestros congéneres. Ningún ministro ni ningún experto en epidemiología podrán devolverles las vidas de los hijos o de los familiares que se pierdan si se desata una epidemia tan violenta como las que tenemos a diario en las comunidades del país, donde matan a tiros a los connacionales sin ningún miramiento.
Esperamos que las autoridades de Salud no se conviertan en causantes de luto y dolor. Exijamos a todos los turistas, sean de China, de Japón, de Inglaterra y otros más, todas las medidas de bioseguridad, que no solo es para nuestro bien, sino también para el de ellos.