Con una misa en la Sagrada Familia, el célebre templo ideado por Antonio Gaudí, unas 1.800 personas recordaron a las 14 víctimas de los atentados cometidos en las Ramblas de Barcelona y la localidad costera de Cambrils, unos 120 km al sur.
Barcelona rindió homenaje este domingo a las víctimas de los atentados que enlutaron su verano, mientras la policía seguía buscando al fugitivo de la célula yihadista que llevó a cabo los ataques tras ser radicalizada por un imán en pocos meses.
En la ceremonia, celebrada bajo fuertes medidas de seguridad que incluyeron el despliegue de francotiradores, participaron el rey Felipe y la reina Letizia de España; el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y el del Ejecutivo catalán, Carles Puigdemont.
Centenares de personas permanecían también fuera del templo.
“Las Ramblas son algo muy fuerte para nosotros; paseamos muy a menudo, me podía haber pasado a mí, a mis hijos y a cualquiera”, dijo a la AFP antes de la misa Teresa Rodríguez, residente en Cataluña desde 1969.
“Esto nos puede pasar a cualquiera; incluso a mí de turista me puede pasar”, abundó la chilena Francisca Rubio.
La misa fue oficiada por el arzobispo de Barcelona, el cardenal Joan Josep Omella. “Nuestro silencio y nuestra oración, nuestra presencia en este lugar santo, es signo de repulsa del atentado”, destacó en su homilía.
La capital catalana tratará de ir volviendo a la normalidad, con el partido de liga previsto esta tarde entre el Barça y el Betis en el Camp Nou. De manera simbólica, los jugadores lucirán en sus camisetas la palabra “Barcelona” y no su propio nombre.
– Siguen buscando a un fugitivo –
El sábado, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, aseveró que la célula yihadista, integrada por una docena de hombres, había sido “desarticulada”. Sin embargo, se sigue buscando al menos a un fugitivo.
“La investigación continúa y seguimos trabajando. Estamos buscando a una persona relacionada con el atentado. No podemos confirmar el grado de autoría”, aseguraron este domingo por la mañana los Mossos d’Esquadra, la policía catalana.
El fugitivo es Younès Aboyaaqoub, marroquí de 22 años y vecino de Ripoll, unos 100 km al norte de Barcelona, al igual que seis de los 12 presuntos miembros identificados de la célula.
Aboyaaqoub podría tener relación con un incidente que la policía sigue tratando por separado pero que, admite, podría estar vinculado a los atentados.
Se trata del coche que escapó a un control de la policía tras el atentado de Las Ramblas del jueves, y que apareció después cerca de Barcelona, en la localidad de Sant Just Desvern, con su propietario, Pau Pérez Villán, de 34 años, muerto dentro, a cuchilladas, según la prensa.
“De momento estamos tratando el incidente de Sant Just de forma separada, pero no descartamos que guarde relación” con los atentados, dijeron los Mossos, que rehusaron confirmar que se trate de otra víctima más del atentado.
Pérez Villán podría convertirse en el muerto número 15 de los atentados, si se confirma la principal hipótesis con la que trabaja la policía, según explicaron fuentes anónimas al diario El Periódico.
Entre tanto, crecen las sospechas de que el marroquí Abdelbaki Es Satty, de 42 años y quien ejerció de imán en Ripoll, lideraba la célula, cuyos miembros tenían entre 17 y 34 años.
El alcalde de Ripoll, Jordi Munell, dijo a la AFP que no disponían de “ninguna información” de que el imán hubiera radicalizado a los muchachos.
“Lo que me explica la propia comunidad musulmana local, es que, cuando hay un imán con un discurso antioccidental, que va desde la violencia machista a la lectura interpretativa del Corán, la propia comunidad lo recusa y lo hacen cambiar”.
Sin embargo, numerosas fuentes de Ripoll apuntaron a un cambio en parte de la comunidad magrebí desde que el imán llegó al pueblo, hace unos dos años.
Es Satty podría haber muerto en Alcanar, 200km al sur de Barcelona, en una explosión accidental en una casa en la que los sospechosos preparaban las bombas que al final no se usaron.
La policía registró el sábado la habitación en una pequeña vivienda de Ripoll que compartía con otra persona.
Su compañero de piso, Nourdden, explicó a la AFP que era alguien “normal”, y que lo vio por última vez el martes: “Me dijo que se iba a ver a su mujer a Marruecos”.