La educación vial debe empezar en casa, sin embargo, desde ahí inicia la falencia, ya que nos empeñamos en la conducción y no en conocer las regulaciones para una conducción adecuada.
La educación es la base fundamental de la sociedad. Una sociedad educada posee un caudal de conocimientos, habilidades, destrezas y valores, que solo es posible a través de un proceso de enseñanza aprendizaje, por lo que se considera como tarea fundamental para el perfeccionamiento y progreso de los pueblos.
El desarrollo integral de los ciudadanos se logra no solo con una educación adecuada y elemental, sino también con la constante actualización de los aprendizajes que incluyen aquellos para la vida.
Ahora bien, veamos… La educación vial en Panamá, ¿existe o no existe? Es una pregunta que nos debemos hacer todos. Se ha constatado en diversos cuestionamientos que no existe la concepción clara sobre la educación vial en Panamá.
En una encuesta realizada a los estudiantes de la Licenciatura en Investigación Criminal y Seguridad, en la Universidad Especializada de las Américas (UDELAS), específicamente en la cátedra de Investigación en Hechos de Tránsito, del segundo semestre del 2022, se les preguntó: ¿consideran ustedes que existe en Panamá una concepción clara de la educación vial? y sin sorpresa, las respuestas de los mismos fue en un 98% que NO, seguidamente…, les preguntó, ¿a qué se debe la falta de educación vial en Panamá? y otra vez obtuve una respuesta cónsona con la primera pregunta, a la falta de programas educativos en los centros de enseñanza del país.
Esta situación nos lleva a reflexionar y replantear la necesidad de la implementación de planes y programas educativos que deben iniciar en casa, luego en los centros de educación básica, general y media.
El pensum de estos programas debe desarrollar contenidos sobre las reglas básicas de seguridad vial, deberes y derechos de los conductores, peatones y usuarios de las vías, donde se desenvuelvan las competencias primordiales para la prevención de los accidentes de tránsito, el respeto a las normas de circulación, el conocimiento general de las señalizaciones viales; promoviendo así la cultura vial desde la edad escolar, de manera que nuestros niños se conviertan en jóvenes con competencias y desarrollo integral para que en el futuro sean conductores responsables y corteses, que, por cierto, la cortesía en la conducción se está perdiendo en nuestro país.
En Panamá, diariamente se imponen alrededor de 1,500 sanciones por violación al Reglamento de Tránsito, de las cuales el 33% están enmarcadas en el exceso de velocidad, y un 15% por desatender las señales de tránsito. ¿Por qué ocurre esto? Será por el estrés de los conductores, por la necesidad de llegar rápido a un punto X, por desconocimiento de la norma, por costumbre, por una condición de salud, o por polarización afectiva.
Generalmente los conductores inician sus primeras prácticas en el hogar, en el auto de sus padres, inclusive de algún familiar o vecino, sin embargo, cuantas veces hemos iniciado esta travesía leyendo el Reglamento de Tránsito o las Normas Básicas del conductor y la circulación. Nunca, verdad… Empezamos este recorrido aprendiendo a como intercambiar el embrague o clutch con el acelerador y el freno cuando es necesario y claro, llevar la dirección del timón del vehículo dentro de la calzada de rodamiento.
Por eso sostengo que la educación vial debe empezar en casa, sin embargo, desde ahí inicia la falencia, ya que nos empeñamos en la conducción y no en conocer las regulaciones para una conducción adecuada. ¿Cuándo nos vemos obligados a obtener por primera vez estos conocimientos viales? Cuando iniciamos el periplo para adquirir nuestra primera licencia de conducir, es ahí donde las buenas escuelas de manejo capacitan a los futuros conductores basados en las competencias básicas para la conducción y la seguridad vial, el respeto a las señales viales y el conocimiento del Reglamento de Tránsito.
Una licencia de conducir que debe ser renovada cada cuatro (4) años, pero, cuántas capacitaciones tenemos en ese ínterin, solo las adquiridas en la vía a través del ensayo y error. Pasados los cuatro (4) años solo volvemos a realizar una prueba visual y otra auditiva, que es sencilla para todo conductor, no así se refuerzan los concomimientos en educación y seguridad vial, que son cambiantes.
Por otra parte, el respeto a la vía, a los objetos fijos de la vía y a los usuarios de la vía, en este sentido es importante implementar políticas públicas de Estado para el mejoramiento y modernización de las infraestructuras viales de todo el territorio nacional, que no van acorde con el parque vehicular actual, ya que el mismo va en un aumento desproporcionado.
Además, debo señalar que en la Asamblea Nacional se ha propuesto una reforma al Código Penal para endurecer las penas relacionadas con los Homicidios Culposos y las Lesiones Culposas, producto de los accidentes de tránsito por la ingesta de alcohol y el consumo de drogas, tratando de hacer justicia ante la violencia vial.
Por otra parte, la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), también tiene contemplado el aumento de las restricciones y sanciones producto de la ingesta de alcohol y las drogas al momento de conducir, estas decisiones las han tomado considerando el aumento en la siniestralidad vial y de la presión que ejercen los medios de comunicación y la sociedad civil que sienten que este flagelo va en aumento, y que, además, se percibe que no existe certeza en el castigo.
En lo persona,l considero que no solo debemos pensar en los aumentos de las penas, sanciones y multas, sino también implementar la capacitación constante para todos los conductores del país, más que sancionar debemos educar.
Por lo anterior expuesto, resalto la necesidad apremiante de implementar lo más pronto posible los planes y programas de educación vial en todos centros educativos, con el apoyo del MEDUCA y las universidades, que les permita a los niños, jóvenes y adultos adquirir conocimientos para conocer las normas básicas para una conducción óptima, a través de las medidas de seguridad activa y pasiva de los vehículos, el respeto al peatón y a los usuarios de la vía, valorando los factores atmosféricos a la hora de conducir, velar por el mantenimiento óptimo de nuestro auto, siempre verificar las libras de presión de aire de sus llantas, esto permite ahorrar combustible y alarga el periodo de vida de los neumáticos, que no debe ser superior a 5 años (que de hecho se debe prohibir la importación de llantas de segunda).
Igualmente, utilizar el cinturón de seguridad y que nuestros pasajeros lo utilicen, contar con una póliza de seguro adecuada, con las coberturas superiores al límite que tipifica el Reglamento de Tránsito en su artículo 236 y que esté vigente, ya que al darse un accidente de tránsito, se pueda hacer frente a los daños y perjuicios ocasionados a terceros y que nos llevan a procesos administrativos, penales y civiles, con responsabilidades económicas, que pueden culminar con la privación de libertad (aunque existan los acuerdos de penas y desistimiento) y peor aún, con luto en los hogares.
Es importante hacer un alto para analizar las estadísticas de las víctimas fatales y lesionados por accidentes de tránsito en la República de Panamá, ya que estas son constantes, semana tras semanas, y sin lugar a equivocarme, ya pueden ser consideradas como una Pandemia. En el año 2022 culminamos con 300 víctimas fatales y desconocemos un número real de lesionados, encamados y que se convierten en personas con discapacidad.
Finalizo sosteniendo que la educación transforma, guía, mejora la calidad de vida y nos lleva a tener una sociedad madura responsable, con valores éticos y morales, por eso la importancia de elevar la educación vial en nuestra patria.
Panamá es uno de los países que debe mirar con urgencia la implementación obligatoria de la educación vial en todos los niveles de enseñanza, ya que las estadísticas nos indican que es muy probable que las mismas vayan en aumento años tras año, una muestra, es el accidente ocurrido en la provincia de Chiriquí el pasado 15 de febrero de 2023, donde fallecieron 41 hermanos latinoamericanos y otros 25 quedan lesionados, siendo este el accidente, el más trágico de todos los tiempos en la República de Panamá.